¿Hace cuanto no te detenés a alimentar a tu niño interior?
?Desde que época no promovés lo genuino sin filtro?
?Mucho no…?
Si supieras que, para descomprimir la presión de la cotidianidad, es elemental jugar, divertirse y estimularte con lo básico y simple, habilitarías ese “bonotinito” mucho más seguido.
Para lo cual es necesario cruzar la barrera de lo ridículo con más frecuencia.
– Tirarte en una plaza a rodar con tus hijos por el pasto como si estuviesen solos, ajenos a cualquier mirada.
– Comprarte tus golosinas favoritas y comerlas con placer mientras evocás a tu memoria emotiva.
– Encontrarte con tus amigas, subirse al auto con la música a tope, ventanillas abiertas y ¡bailar y cantar como adolescentes de 5to año!
– Estar mirando la tele y comenzar a hacerles cosquillas a tu pareja y provocar una catarata de carcajadas irrefrenables.
– Ponerte el sábado a limpiar a la casa sola, prender la radio, descubrir tu tema favorito, tomar la escoba como micrófono y cantar-aullar alocadamente.
Actos sublimes donde se activan mecanismos de sanación mágicos como lo son: la risa, la emoción, la descarga energética y la alegría.
Un combo quántico de alta estima personal que logrará bondades en tu espíritu.
Jugá más seguido y que tu niño nunca deje de habitarte.
Con afecto.
Noelia de la Fuente, Psicóloga Social.