31 de enero, 2023
Cuando aparece un caso que horroriza, nos indignamos como si no tuviéramos nada que ver. Lucio, un niño muerto por golpes y vejaciones en manos de su madre y su pareja, trae un caso que está siendo juzgado en relación a la responsabilidad penal de ambas.
El horror y la espectacularidad del caso se transforma en voces que reclaman contra esas “malas mujeres” que mataron a Lucio. Sin embargo, sabemos que el caso no es aislado sino que encarna con intensidad la violencia adultista y patriarcal que afecta a las niñeces y nos obliga a mirar más allá.
Las raíces de estas violencias tienen su origen en una matriz profundamente adultocéntrica. Mirar más allá implica revisar(nos) nuestros vínculos con lxs niñxs, pero también cómo desde las instituciones, se minimiza o excluye el cuerpo y las voces de las niñeces. Algo de esto también sucedió con Lucio a raíz de todas las intervenciones profesionales previas que no advirtieron o subestimaron los efectos de la violencia en ese niño.
La violencia hacia las niñeces y el patriarcado son fenómenos simultáneos, no se explica uno sin el otro. Los datos siguen sosteniendo que la violencia estructural es cometida mayoritariamente hacia feminidades y niñxs, y ejercida predominantemente por varones. ¿Esto quiere decir que las mujeres no cometen actos violentos? No, significa que hay una matriz estructural que moldea ciertas formas de relación, autoritarias y violentas, hacia las niñeces, y que son encarnadas por distintos sujetos.
Recuperamos la imagen del iceberg que han brindado los movimientos feministas para ilustrar las distintas formas de maltratos y daños que asume la violencia de género:
¿Qué violencias adultistas visibles conocemos?
¿Cuáles resultan menos visibles?
¿Sólo percibimos la violencia hacia las niñeces cuando nos encontramos con una situación que es irreversible?
Busquemos salidas a la encerrona trágica que atraviesan las niñeces, concientizándonos sobre las violencias que las siguen moldeando, que desborda el ámbito familiar y reclama con urgencia una perspectiva niña en nuestra sociedad.
Texto: @ternurarevelde
