En los barrios populares, sus vecinos destacan que necesitan asistencia y destacan la importancia que tienen las consejerías de género.
Lo cierto es que la violencia de género es mu difícil de combatir y más aún en los barrios populares, donde la falta de recursos llega a jugar en contra de los procesos de denuncia y en la posibilidad de pedir asistencia.
Dada esta problemática, en los barrios populares de la Ciudad de Buenos Aires, existen redes de contención autogestionadas por las mismas vecinas del barrio.
Vilma González, miembro de las consejerías de género de Somos Barrios de Pie Capital Federal, en diálogo con el portal Noticias Urbanas, señaló el trabajo diario de asistencia que se lleva a cabo junto a víctimas de violencia de género.
En relación a nuevos centros de atención a víctimas de violencia de género en villas porteña, que desarrolló el ejecutivo Porteño, Vilma González dijo que “con el único con el que venimos tratando de trabajar en conjunto es con el Centro de la Mujer de La Boca. Después, los que quedan más cerca ni los conozco”.
Y agregó que “mandé a varias compañeras a que pregunten cómo es el trabajo, en qué horarios pueden entrar, en qué pueden colaborar, pero estos centros tienen horarios de atención bastante reducidos y no informan de buena manera. Ellos tendrían que estar a disposición de las consejeras del barrio, porque somos las que más sabemos, las que conocemos los casos de cerca. Sabemos quién necesita asistencia urgente, quién necesita psicóloga o abogada”.
La consejería donde se desempeña Vilma se encuentra en Barracas, en la Villa 21-24 en el comedor Corazón Abierto.
Allí trabaja Vilma junto a otras once compañeras “para sostener a las vecinas, amigas y familiares, haciendo acompañamiento en todo lo que necesitan en cada caso que llega”.
“Todos los talleres que hacemos nos ayudan a entendernos y a saber cómo no deprimirse, porque somos personas y sentimos bronca, rabia y desilusiones, porque a veces no podemos ayudar hasta donde quisiéramos”.
Esta consejería donde trabaja Vilma, cuenta con recursos que salen de los propios bolsillos de las consejeras. “Esto no tendría que ser así porque es muy pesado para mí y las 10 ó 15 personas que vienen trabajando conmigo. No es que tengamos dinero de más. Yo, por ejemplo, trabajo también en limpieza. Pero sabemos que ellas están en una situación de urgencia y necesitan nuestra ayuda”, advirtió Vilma González.
Y agregó: “Ojalá estos centros impuestos por el Gobierno sean para bien y trabajen en conjunto. Encantados nosotros de trabajar con ellos, así salvamos más vidas”.
