Se trata del Pasaje Lanín, del barrio porteño de Barracas, el que cumple 20 años.
El pintoresco pasaje, que cumple 20 años desde su inauguración cuando se convirtió en una real obra de arte en su totalidad, tiene una dimensión de 3 cuadras, está rodeado de casitas bajas, y repleto de color.
Lo cierto es que el Pasaje Lanín, nació de la mano del artista plástico Marino Santa María. La propuesta se enmarca dentro del “arte público”, una nueva disciplina que pone el arte al servicio de la ciudad.
El Pasaje comienza en la calle Brandsen 2100 y termina en la av. Suárez al 2000, y corre paralelo entre las vías del Ferrocarril Roca y la calle Aarón Salmún Feijoó.
El artista, Marino Santa María, responsable del arte que se aprecia en el pasaje, señaló: “Quise mostrar el barrio del siglo XXI, más allá de las tradiciones”.
Y agregó que “De chico jugaba al fútbol en esta calle. Quizás manché tanto estas paredes con pelotazos que de alguna manera quise ‘limpiarlas. Me impulsó el tomar conciencia de la degradación del entorno. Y el hecho de que buscaba un cambio en la comunicación de mi obra: que saliera de las galerías y los museos y que, en la calle, resultara imponente”.
“Mi idea era ayudar a darle un envión a Barracas del siglo XXI. Porque al Lanín lo pensé a contrapelo de supuestas tradiciones que encasillaron al barrio. Por ejemplo, que Barracas es tango nada más, o la idea de que Barracas era sus fábricas. Las fábricas que cerraron hace rato”, dijo Santa María.
“Una cosa es conocer y respetar la historia y otra es resistirse a ver cambios. Me gusta el folclore y también, mirar el presente y, sobre todo, hacia adelante. Entonces, con el arte abstracto, me corrí de todo aquello. Fue mi manera de decir: ‘Miren que hay un Barracas distinto, un Barracas nuevo’”, continúa el artista.
Santa María nació en Lanín 33, donde aún tiene su casa-taller, y tuvo esta genial idea de pintar la adaptación de uno de sus cuadros en la fachada y el barrio se revolucionó.
Con el pasar del tiempo, diferentes vecinos le pidieron que realizara sus obras de artes en las fachadas de sus domicilios, y así transformaron poco a poco, el pasaje en lo que en la actualidad es: una verdadera obra de arte.
