10 de marzo, 2023
Zulema Lázaro nació en el barrio de La Paternal, de la ciudad de Buenos Aires, en 1966. Licenciada en Lengua y Literatura por la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), es escritora y profesora de Literatura en escuelas secundarias. Participó de la antología Buenos Aires no duerme (1998) y publicó los libros de cuentos Barbarella (2018) y RePuesta (2022), y la nouvelle El vaguito (2019). Acaba de salir Tratado sobre el hambre (2023) y apenas vio la luz el libro y la autora ya dio mucho para hablar, y tentarnos a leerla; para lxs que la conocemos tenemos asegurado meternos en su mundo y sumergirnos a una experiencia única, y para lxs que aún no la conocen esta es la mejor manera de empezar a leer una Lázaro.
¿Cómo te sentís publicando en una editorial tan grande como Alfaguara? ¿Sería como empezar a jugar en primera o tenés otra mirada en relación a las editoriales independientes en las que venís publicando y de la que sos tan fan en defender sus derechos, la gestión a pulmón y la independencia?
Jugar en primera me pasó tanto en Alfaguara como con Milena Cacerola, mi anterior casa editora y jugar en primera es como jugar con el 10, con Diego Armando Maradona. Ahora, en caso que se refiere a Tratado, la gente de la editorial es tan generosa como Maradona cuando le pasó la pelota a Burruchaga.
La verdad que publicar con la Alfaguara fue el sueño de toda mi vida. Podría resumirlo diciendo que es el sueño de la piba que miraba detrás del vidrio a una editorial de su talla, que tiene los derechos sobre Cortázar y saca su obra remozada en tapas novedosas siempre. Imagínate que es la editorial que pone en el lugar que se le merece a Bioy. Qué decirte. Me da mucha emoción estar con mi Tratado sobre el hambre al lado de autores que siempre he leído: Tizón, Rivera, La Montero, La Negroni, Saramago, Tomas Eloy, entre otros.
La intimidad que tienen para conmigo fue increíble, mucha conexión lingüística, mucha contención, mucha dedicación y respeto por mi obra. Quisiera mencionar a modo de gran agradecimiento a mi editora Julieta Obedman, quien me prodigó todo su desvelo y profesionalidad durante año y medio para que la novela esté hoy en la calle.
¿Cómo resumirías Tratado del hambre, si es que se puede resumir, pero, digo, para las personas que no lo leyeron, qué le dirías sobre el libro?
En primer lugar, quiero decir que no quise romantizar, ni estetizar, ni idealizar la pobreza sino compartirla. No es un libro sobre el hambre sino un libro de gente con hambre.
Tratado sobre el hambre es la historia de un gran padre, El Alirio, quien vive en situación de calle, en la más oprobiosa intemperie pero de la que logra sobrevivir ya que posee una metodología. ¡Alirio es lo más! Es un superviviente que se levanta cada mañana en procura de poder comer, trabajo titánico ya que en esa situación todo juega en contra. Por otro lado, logra rescatar a su hija quien está en manos de su siniestro padrastro que anda pergeñando abusarla. Alirio lleva todas las de perder pero sin embargo rescata a su hija y la lleva a vivir con él al parque Lezama: todo es una alianza de resistencia y de amor inexpugnable que no tiene fractura. De ahí en más, la novela parte y sobrevuela para que el lector se encuentre y se increpe. Me gustaría dejar claro que no quiero demagogizar sobre el hambre porque soy bodeista, ya que paro con los de Boedo, elaborando una literatura que habla de las clases bajas.
¿Qué te gusta comer cuando tenés hambre? ¿Pasaste hambre alguna vez?
Me gusta comer arroz con queso. Pasamos necesidades, pero mi padre como taxista siempre se la rebuscó para yirar y volver con el fiambre, el churrasco de hígado, con el vigilante de fresco y batata. Papá pasaba horas sudando su espalda al vigor del asfalto humeante en una época en que los autos no tenían aire acondicionado. Mi papá se casó de grande, a los 54. Había perdido todo en el escolazo y por eso tuvo que laburar en el tacho hasta los 76 años. Retomando, si bien no pasé hambre yo vengo desde el mismo lugar que mis personajes. ¡Y qué te puedo decir!: viví muchas crisis económicas del país y también viví la década ganada en donde por suerte sobraban los derechos (aunque nunca se termine la lucha) así como también en viví los años del macrismo con el destrozo de todo, haciéndonos pelota ese neoliberalismo que nos dejó menos que estropajos. Anteriormente, cuando entré a vivir a una casa había un cacho de hueco y pude cocinar gracias al “Plan Mi Primera Cocina”.
El libro acaba de salir y tiene mucha repercusión, sobre todo por la tapa de Thiago, que estuvo en Gran Hermano y que vivió en la pobreza. Vos venís contando situaciones de pobreza, en cuentos del libro Barbarella, por ejemplo, donde la viviste de cerca. ¿Por qué te interesa esta temática en particular?
Mirá, esa pregunta me encantaría respondértela, pero todavía esa información la desconocemos. No sabemos si es o no. No está confirmado ni validado ese supuesto vínculo entre la tapa y un protagonista de Gran Hermano.
Tengo entendido que sos docente y que te ganas el mango día a día ¿O venís de la alta sociedad y escribís para pasar el tiempo como ir al club a jugar al golf?
Estoy esperando la jubilación como docente. Siempre la pelié: fui cadeta, heladera, rotisera, el último orejón administrativo en una clínica médica, entre otras cosas. No escribo para matar el tiempo. Desde siempre escribo por fascinación. La literatura es goce y fascinación. La literatura es mentirosa, es engaño, farsa, ficción, desvarío, utopía, pero de esa mentira, farsa y desvarío se aborda a una representación, una recreación, un signo de la realidad de los tiempos.
Se dice que sos muy talentosa, que tenés una voz muy propia, muy desatada, una lengua filosa y que hacés magia con el lenguaje. ¿Quiénes son tus referencias a la hora de escribir? ¿Cuáles son tus lecturas favoritas?
Índices que me señalan por dónde ir son Conrad, Castillo, Quiroga, Forn, Pablo Ramos. Lecturas favoritamente orgásmicas son las que me provee Faulkner, Fogwill, Karen Blixen (cuya suerte cambió al publicar en una sociedad machirula, bajo un seudónimo masculino de Isak Dinensen), Figueras, Reverte, George, mi admirado Borges. Entre mis clásicos están Fuentes, Guebel, La Wolf, Las Bronté, La Uhart, La Duras y Fernando Vallejos.
Por último, te agradecemos por tu tiempo y te preguntamos en qué andas. Sabemos que sos muy prolífica y tenés mucho material terminado. ¿Vas a seguir publicando en editoriales independientes?
Siempre porque siempre van a estar como llama, faro, códice adentro mío. La literatura es una gran olla en donde entra todo y ese todo sirve para desenfrenadamente dar a luz porque el arte es un desgarrador parto a cielo abierto y toda experiencia fue y es redimente. Siempre apoyaré por su fervor a la gestión independiente en el arte.
Breve sinopsis sobre Tratado sobre el hambre
El Alirio es un hombre que vive en la calle. Ahora que su hija adolescente, Moira, decidió dejar la casa de la madre y de su padrastro para irse a vivir con él, Alirio decide contarle como vivir en la intemperie. Alirio es un hombre que vive en la calle. Tiene muy estudiado el método para subsistir a la intemperie: dónde dormir, dónde comer, dónde bañarse. Cómo recolectar alimentos en toda clase de situaciones y lugares; cómo encontrar los mejores rincones, los más seguros y confortables para descansar, y cómo manejarse con los pichicomes, los que están en situación de calle. Cuando Moira, su hija adolescente, se muda con él, Alirio quiere contarle cómo hacer para sobrevivir dignamente, aunque se tenga hambre. Zulema Lázaro, una escritora de prosa incontenible, dueña de un lenguaje propio tan singular como los temas que elige contar, nos ofrece en Tratado sobre el hambre toda su deslumbrante y dolorosa sabiduría.
