En el año 2016, el gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires emprendió un proyecto sin precedentes, buscando la integración social, urbana y económica del Barrio 31. Después de ocho años de arduo trabajo con la comunidad, la transformación es palpable. Descubre cómo este proyecto ha cambiado la historia del barrio a través de la voz de sus propios habitantes.
En el año 1932, surgió el Barrio Padre Carlos Mugica, conocido como Villa 31 desde sus inicios. A lo largo de las décadas, este rincón histórico construido principalmente por inmigrantes enfrentó la problemática de la informalidad y la desigualdad. A pesar de su ubicación en el corazón de Buenos Aires, el Barrio 31 vivía aislado por barreras sociales y urbanas, persistiendo a lo largo del tiempo a pesar de intentos de erradicación.
En 2016, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires puso en marcha el Proyecto de Reurbanización, centrado en la integración social y económica de cada familia del Barrio 31. Este proyecto no solo implicó obras de infraestructura, como pavimentación de calles, tendido cloacal y pluvial, red de agua y electricidad, sino también una legislación reforzada. La ley 6129 de reurbanización establece criterios claros sobre la ejecución del proyecto y los derechos y obligaciones de los habitantes.
En palabras de una vecina del barrio: “Me siento orgullosa porque me siento integrada al resto de la ciudad. A mi casa la levantamos en familia como pudimos entre todos.” Este testimonio refleja el impacto positivo que el programa de mejoramiento de vivienda tuvo en la vida de los habitantes.
La transformación no se limitó a la infraestructura. Se revitalizaron espacios públicos, se convirtió un antiguo búnker del narcotráfico en un centro de desarrollo emprendedor y laboral, generando nuevos puestos de trabajo en colaboración con el sector privado.
Otro vecino destacó: “Ahora con las nuevas canchas que construyeron y las nuevas plazas mejoradas puedo disfrutar más con amigos y en familia sin tener que irnos tan lejos o a otros espacios verdes.” Estos cambios han generado un impacto positivo en la vida cotidiana de los habitantes del Barrio 31.
En materia de salud, el proyecto también tuvo un gran alcance, pasando de un solo centro de salud a tres, asegurando que todas las familias tengan acceso a servicios cercanos y de calidad. Además, se implementó el programa “A Todo Reciclaje” para promover un ambiente saludable y sostenible.
En el ámbito educativo, se eliminó la carencia de escuelas públicas en el barrio y se trasladó la sede del Ministerio de Educación, brindando oportunidades educativas y laborales a más de 2000 personas diariamente.
La mudanza de más de 1000 familias que vivían bajo la autopista Illia marcó uno de los procesos de cambio más significativos. Estas familias, ahora propietarias de sus hogares gracias a créditos blandos, viven en condiciones mejoradas, alejadas de la precariedad que significaba habitar bajo una autopista.
El antiguo espacio bajo la autopista se transformó en el parque más grande del barrio, con áreas verdes, canchas, un centro comunitario, una biblioteca y juegos para niños. Este cambio, decidido por los propios vecinos, simboliza la recuperación de un espacio antes oscuro e inseguro.
En tan solo ocho años, el Barrio 31 ha experimentado una transformación histórica. La integración social, urbana y económica ha pasado de ser un proyecto a una realidad tangible. Este caso demuestra que, con soluciones innovadoras y sostenibles en el tiempo, la integración es posible, consolidando al Barrio Padre Carlos Mugica como un barrio más de la Ciudad de Buenos Aires, donde sus habitantes gozan de los mismos derechos y obligaciones que cualquier otro vecino.