Hay un momento que estamos tan inmersos en el caos, tan enredados, tan ciegos, tan malhumorados, que es necesario correrse.
S T O P.
Para tomar perspectiva es necesario acallar nuestros monstruos internos. Dejar de alimentarlos.
En psicología social lo denominamos “distancia óptima”, y suelo dar un ejemplo gráfico para poder comprenderlo. Cuando ocurre una manifestación en la calle, y quedamos atrapados en ella; no es lo mismo observar esa secuencia estando dentro de la muchedumbre, como tampoco lo es observarla a 2 cuadras de distancia, como ser testigo del edificio de enfrente desde el segundo piso… en la primera situación estoy demasiado involucrada como para ser objetiva; en la segunda escena me encuentro demasiado lejos y pierdo foco; y desde el balcón puedo tener una distancia óptima y contemplo toda la escena desde un territorio privilegiado, sin estar de frente al hecho.
¿Qué beneficios obtengo cuando tomo perspectiva del drama que atravieso en primera persona?
- Desdramatizo, resulta ser que empiezo a ver con otros ojos, lo que hasta 10 minutos atrás me parecía tragedia absoluta.
- Me calmo… aparecen posibles soluciones.
- Encuentro el meollo de la cuestión, visualizo salida.
- Me permito cuestionarme… sin que nadie se entere, ¿seré yo quien provocó todo esto?
- En ese mismo instante puedo ser capaz de poner fin a esa escena y rápidamente cambiar de rol.
Ni tan lejos que me pierdo detalles y quedo al margen, ni tan cerca que me encuentro demasiado afectado y altera mi neutralidad.
Tomar perspectiva, elevarte por sobre la circunstancia te permite distancia óptima, para resolver y amenizar los efectos colaterales del caos.
Con afecto.
Noelia de la Fuente.
Instagram: @delafnoe