noviembre 24, 2024
Ciudad

Todo nos ha sido dado en abundancia

Por Cecilia Tarling*

 En los textos anteriores presentamos 3 ingredientes necesarios (no los únicos) de la receta de la abundancia. El Amor trascendente, el desapego, el perdón, hacia nosotros mismos y hacia los demás, que nos enseña a no juzgar, a descubrir la vida propia y la de los otros como un misterio que, tantas veces y con bastante dificultad, nos cuesta develar. 

Debo confesar, que escribí varias líneas antes de darle forma a estas palabras que finalmente comparto. Es que hablar de perdón, amor, desapego y aceptación es algo tan intimo que sólo se puede esbozar algunas experiencias para que el otro, vos, que estás leyendo, puedas continuar tu búsqueda personal.

Perdón tiene que ver con darse y dar otra oportunidad. Y hacia allá vamos, la oportunidad de una renovada forma de mirar y ser más lo que estamos llamados a Ser.

Hablemos sobre el generar un espacio de perdón como un lugar en nuestro corazón donde podemos reconstruir y transformar. El no juzgar como una ventana de ese espacio que nos permita ver desde el corazón, fuente de la abundancia.

Me sorprende, me sorprendo cuando la vida misma, los textos, comentarios, charlas telefónicas, encuentros, me señalan amorosamente cuál tema es el que es necesario que reflexionemos y más me sorprende cuando es el que nos toca hablar hoy.

En el mes de mayo, en la Comunidad a la que pertenezco nos hemos reunido en un encuentro interreligioso que realizamos cada dos meses desde el 2022 y que sigue creciendo y sumando hermanos de distintas creencias.

En esos mismos días un amigo me cuenta como dentro de la iglesia está creciendo un grupo que abraza el camino de la diversidad, dándole un espacio de encuentro a aquell@s que tanto tiempo estuvieron excluidos de los espacios religiosos.

Una amiga me habla de una novela que trata de cómo no vemos lo que no queremos ver aunque lo tengamos frente a nuestros ojos, para no salir de nuestro espacio de confort que nos dan nuestras creencias cuando no les damos posibilidad de ser retroalimentadas por la realidad.

En concordancia con la novela hoy abro el libro que estoy leyendo “La medicina del Espíritu” y me dice, “La investigación demuestra que nuestros prejuicios son tan fuertes que fácilmente descartamos la información sensorial que no encaja con nuestras nociones preconcebidas acerca de la realidad”…

Recuerdo una frase (no recuerdo el autor) que dice que “nadie puede saber cuáles son las batallas que el otro viene librando a través de su vida”, entonces el no juzgar a la persona, comienza a formar parte de mirar al otro con misericordia. Las consecuencias de los actos son factibles de ser juzgados, condenados, pero las personas merecemos que el otro nos mire con amor y mirar al otro con amor.

“El que esté libre de pecado que arroje la primera piedra” Creas o no, la frase de Jesús nos llega a tod@s.

El pecado no es una lista de permitidos y prohibidos, es ni más ni menos que darle la espalda al Amor. 

La abundancia es mirarlo de frente al Amor y al saber que todo nos ha sido dado, compartir con los demás esa riqueza. 

Hay una receta para lograrlo, creo que no una infalible, pero sé que cuando los ingredientes de nuestra vida, los temas en los que queremos trabajar y crecer, aquellas cosas que intuimos debemos sanar, las abrazamos con Amor, en silencio y en simples momentos de quietud, nos transformamos y el mundo se transforma a nuestro alrededor.

Que así sea. Gracias y Bendiciones

*WCCM Argentina – Comunidad para la Meditación Cristiana.  [email protected]

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