Un argentino de 30 años pasó el 40% de su vida en recesión, y uno de 20 atravesó casi la mitad de su vida en esa condición, mientras desde 1950 el 35% de los años fueron recesivos en el país.
Estos números “solo pueden ser comparados con los del Congo, Iraq, Siria o Zambia, países que difícilmente pueden ser llamados economías de mercado”, según un informe de la consultora Ecolatina difundido este domingo.
“En este sentido, no es descabellado decir que Argentina es la economía más volátil del mundo”, indicó la entidad.
El reporte indica que “si bien el motor de la recesión de 2018 fue similar al de 2016 (significativo salto cambiario), la mejora en la actividad no tendría en la apreciación cambiaria el pilar que sí encontró en 2017”.
Durante enero y febrero la actividad mostró crecimiento en términos desestacionalizados, al mismo tiempo que el tipo de cambio se mantuvo cerca del piso de la zona de no intervención.
Pero el movimiento cambiario de marzo (11% entre puntas) aceleró la inflación, “redujo el salario real e incrementó la tasa de política monetaria secando los brotes verdes del primer bimestre”, indicó Ecolatina.
Al mismo tiempo, Brasil, del cual se esperaba un crecimiento cercano al 2% en el año, mostró una leve contracción en el primer trimestre, complicando aún más la recuperación local.
De esta manera, para marzo el nivel de actividad era inferior al de diciembre.
Según Ecolatina, el dato de marzo “sorprendió negativamente al punto tal de obligarnos a ajustar nuestra proyección de crecimiento para el año”.
“El ajuste de 0,3 puntos porcentuales implicó pasar de una contracción de 1,4% en el promedio del año a una de 1,7%”, señaló.
Sostuvo que “el dato es aún más desalentador si se calcula en términos per cápita, en este caso la caída sería de 2,7%, dejándonos prácticamente en el mismo nivel de vida que el de una década atrás”
Comparaciones.
Ecolatina alertó que “la contracción de 2,7% en el PBI per cápita de la Argentina nos convierte en el séptimo país con peor performance económica en el mundo de acuerdo a las proyecciones del FMI, solo superados por Venezuela, Guinea, Irán, Nicaragua, Sudán y Turquía”.
La consultora consideró que “la pertenencia de Argentina a este grupo no solo es solo coyuntural, sino que es parte de un comportamiento histórico”.
“Esa volatilidad no solo es elevada sino que ha sido también un rasgo característico de nuestra economía a lo largo de las últimas décadas. Desde 1950 el 35% de los años fueron recesivos, pero este promedio no da cuenta de casos puntuales”, dijo Ecolatina.
¿Qué se puede esperar para los próximos años?
Para Ecolatina, “de cara al próximo ciclo presidencial la performance económica dependerá de la capacidad del gobierno electo de disipar las dudas respecto al repago de la deuda pública”.
“El actual esquema de pagos con el FMI establece que Argentina debería pagar US$ 52.000 millones entre 2021 y 2023, y se descuenta que el país no podrá recurrir al mercado para tomar deuda en esa magnitud”, advirtió.
Consideró que “esto implicaría la necesidad de repensar el cronograma de pagos con el organismo multilateral”.
“En la medida que el interlocutor sea un gobierno dispuesto a hacer concesiones (cambio en el sistema previsional y en el mercado de trabajo, por ejemplo) y capaz de negociar leyes con buena parte del Congreso (se necesitan dos tercios para avanzar con cambios profundos) es de esperar que el FMI acepte un cambio en la estructura de pagos, dilatándola en el tiempo”, alertó.
El informe de Ecolatina alertó que “si esto sucede la relación con el organismo dejaría de estar amparada en el acuerdo ´Stand by´ para pasar a una modalidad de largo plazo conocida como Programa de Facilidades Extendidas”.
Igual, explicó que “lamentablemente, incluso si eso sucede el crecimiento de largo plazo se vería comprometido por el significativo incremento de las distintas variables nominales (precios, salarios, tipo de cambio) la cual bajaría, en el mejor de los casos, de forma gradual”.
“En la medida que se logren solucionar estos focos de conflicto Argentina se encontraría con un escenario macroeconómico mejor que el observado en la última década: equilibrio fiscal primario, precios relativos alineados y un acotado déficit externo”, consideró la consultora.