La Organización Mundial de la Salud, el espacio verde que existe en la Ciudad de Buenos Aires es mucho menor a lo que ellos recomiendan.
De donde se deduce que la Ciudad de Buenos Aires, en la actualidad tiene solo la tercera parte de los espacios verdes recomendada por la organización, y se la ubica como una de las peores ciudades del mundo en este tema.
Lo que recomienda la OMS es entre 10 y 15 metros cuadrados de verde por habitante. Lejos de lo que tiene la Ciudad, que apenas llega a 5,13.
Y lo peor es que la situación difícilmente pueda mejorar ya que, con la aplicación irrestricta del Código Urbanístico aprobado en la Legislatura porteña en 2018, se autorizó la construcción de departamentos de 17 metros cuadrados, lo que alienta la densificación de Buenos Aires.
En este sentido, en diálogo con Diario Z, el sociólogo y especialista en temáticas urbanas, Fernando Bercovich, manifestó que “Lo primero que pensamos cuando tuvimos que quedarnos en nuestras casas para cuidar nuestra salud, fue: ¿estamos contentos con dónde vivimos, con nuestro hogar? Y cuando la cuarentena se empezó a flexibilizar un poco, empezamos a preguntarnos por el espacio público. Cuando fue el problema de los runners corriendo todos juntos, la verdad es que el problema no era de los runners, sino que no hay suficiente cantidad de espacios verdes en la Ciudad”.
Como ejemplo está la situación las Comunas 5 (Almagro y Boedo) y la 3 (San Cristóbal y Balvanera) deben hacer largos recorridos para encontrar algo que se parezca a una plaza, y muchas de ellas son de cemento o gomaeva. La Dirección de Espacios Verdes certifica, con números, lo que se comprueba a simple vista: ambas comunas tienen 0,02m2 y 0,04m2, respectivamente, de superficies verdes por habitante.
La Facultad de Agronomía de la UBA y el INTA, realizaron un informe, donde se analizó la provisión de servicios ecosistémicos en 45 municipios urbanos y periurbanos del Área Metropolitana de Buenos Aires, trabajo fue realizado por Florencia Rositano, investigadora asistente del CONICET y de la cátedra de Extensión y Sociología Rurales de la FAUBA, y por Gabriela Civeira, investigadora en el Instituto de Suelos del INTA y docente de la Facultad de Agronomía y Ciencias Agroalimentarias de la Universidad de Morón.
Según Rositano, “La Ciudad de Buenos Aires no tiene buena provisión de servicios de los ecosistemas. De los cuatro tipos de usos, están todos en negativo, por debajo del promedio. Tanto en áreas verdes como en el uso intensivo, extensivo y agricultura urbana”.
Y agregó: “Un servicio del ecosistema es todo proceso o funcionamiento que se da en cualquier ecosistema, tanto natural, como agrícola y urbano. Son dos grandes grupos: bienes ecosistémicos tangibles, con valor en el mercado: los commodities, la leche, la carne, la lana. Y los servicios del ecosistema que no son tangibles, que no tienen valor de mercado: control de contaminación del aire, el disfrute del paisaje, la polinización de abejas y pájaros, control de inundaciones”.
“Cuando hay déficit de acceso al verde hay una pérdida de salud, pero también una pérdida cultural. La posibilidad de sentarte en una plaza con tranquilidad, disfrutar del aire, de los pájaros. Estar en un espacio verde te da esa posibilidad. En la Ciudad vivimos en un departamento o en una casa sin jardín. El espacio verde genera satisfacción, la salud es muy beneficiada en relación a la cantidad de espacio verde”, finaliza Florencia Rositano.
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