Es un estudio oficial que concluye que la mayoría de las arterias del barrio superan el umbral aconsejado por la Organización Mundial de la Salud.
El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires divulgó los resultados del Mapa del Ruido, un estudio pormenorizado de calles y avenidas de toda Capital Federal. Allí se concluye que la mayoría de las arterias de Boedo superan los 60-65 decibeles (dB), el umbral aconsejado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Del mismo modo, concluye que el cruce más silencioso del barrio está en Sánchez de Loria y Salcedo.
El tramo más ruidoso de Boedo, superior a 80 dB, está sobre la avenida La Plata, entre Carlos Calvo y Pavón, ya que está la Autopsita 25 de Mayo. Le siguen en intensidad, entre 75 y 80 dB, las principales avenidas: Independencia, San Juan, Boedo, Caseros. También las calles Constitución y Carlos Calvo.
Entre 70 y 75 dB se cuenta con las calles Estados Unidos, Cochabamba, Tarija, Castro Barros, Colombres, Maza, Virrey Liniers, Muñiz.
Entre 65 y 70 dB están las calles José Mármol, Castro, Pasaje Angaco, Pasaje Pedro Bidegain, Quintino Bocayuva, 33 Orientales, Inclán, Las Casas, Rondeau.
Hay varios trayectos de las arterias con entre 60 y 65 dB: Muñiz, entre Garay e Inclán; Quintino, entre Garay y Salcedo; 33 Orientales, entre Inclán y Rondeau; Las Casas, entre La Plata y 33 Orientales; Gibson, entre Muñiz y Castro; Juan Bautista Jantin, entre Metán y Chiclana; Pereyra, entre Garay e Inclán; Pasaje Totoral; Pasaje López Anaut.
La calle Sánchez de Loria es la más silenciosa, más allá de los Pasajes: hay entre 60 y 65 dB entre San Juan e Inclán; entre Inclán y Chiclana la medición baja a entre 50 y 60 dB, lo más silencioso de Boedo.
El Gobierno porteño hace casi dos décadas que hace distintas mediciones para evaluar el impacto del ruido. Estos son algunos antecedentes: Jornadas: El Ruido y sus Consecuencias en la salud de la población, años 2000, 2001, 2002, 2003, 2004; Convenio N° 2213/04 con la secretaría de Medio Ambiente y la secretaría de Salud de la Ciudad.
También la Ley N° 1.540 de 2004 del Control de la Contaminación Acústica de la Ciudad de Buenos Aires. El primer artículo de esta norma expone: “El objeto de esta Ley es prevenir, controlar y corregir, la contaminación acústica que afecta tanto a la salud de las personas como al ambiente, protegiéndolos contra ruidos y vibraciones provenientes de fuentes fijas y móviles, así como regular las actuaciones específicas en materia de ruido y vibraciones en el ámbito de competencia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires”.
“A los efectos de esta Ley se considera a los ruidos y a las vibraciones como una forma de energía contaminante del ambiente. Se entiende por contaminación acústica a la introducción de ruidos o vibraciones en el ambiente habitado o en el ambiente externo, generados por la actividad humana, en niveles que produzcan alteraciones, molestias, o que resulten perjudiciales para la salud de las personas y sus bienes, para los seres vivos, o produzcan deterioros de los ecosistemas naturales”, añade el segundo artículo.
El séptimo artículo suma: “Información al público. Toda persona física o jurídica tiene derecho, sin obligación de acreditar un interés determinado, a acceder a la información sobre el ambiente en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires, conforme lo establecido en la Leyes N° 104, B.O.C.B.A. N° 1041 del 4/10/00 y 303, B.O.C.B.A. N° 858 del 13/1/00. La Autoridad de Aplicación desarrollará mecanismos de información a la población sobre la incidencia de la contaminación acústica en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires”.
En 2005 se firmó el Convenio N° 13/05 para elaborar el primer mapa del ruido porteño. No contemplaba todo el territorio de la Ciudad. Abarcaba los barrios de Almagro, Balvanera, Barracas, Belgrano, La Boca, Colegiales, Constitución, Monserrat, Palermo, Puerto Madero, Recoleta, Retiro, San Nicolás, San Telmo (507.000 habitantes; cinco hospitales públicos; 200 escuelas).
En este mapa las conclusiones eran similares a las actuales: más ruido de día que de noche, disminución notable cuando no circulaba tránsito pesado, reordenamiento del transporte público (cambio de recorridos y reformas en la flota automotor) como forma de reducir ruidos.
En el presente, el Gobierno porteño implementó obras en las calles para bajar los decibeles. La gestión cita que asfaltó los adoquines de la avenida Triunvirato, en el límite entre Parque Chas y Villa Urquiza, y logró reducir hasta siete decibeles la contaminación sonora. Lo mismo hizo en la avenida Alberdi de Mataderos y la avenida Vélez Sarsfield de Barracas.
Una propuesta similar proyecta el Gobierno porteño para la calle Tarija de Boedo, uno de los tramos más tradicionales del barrio. El año pasado se intentaron iniciar obras, pero los vecinos las detuvieron al argumentar que los adoquines de esta arteria están protegidos por la Ley N° 4.806. Al cierre de esta edición, la arteria continúa adoquinada.
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