Con mobiliario original y un bar notable en la planta baja se promociona la venta del hotel en el centro porteño. En sus habitaciones se hospedaron personalidades argentinas destacadas del siglo XX. Los dueños piden 7 millones de dólares.
Debido a la pandemia por el coronavirus, tras dos años sin actividad, el Hotel Castelar, uno de los más emblemáticos de la Ciudad está en venta. Conservado con el mobiliario original durante más de 90 años, en este hotel se hospedaron figuras argentinas destacadas del siglo XX tales como presidentes, ministros, escritores y artistas. Ahora, el inmueble ubicado en Avenida de Mayo 1152, a pocas cuadras del Congreso de la Nación, cambiará de manos.
Con 10 mil metros cuadrados distribuidos en 14 plantas y con una incontrastable quietud en el tiempo, todo allí parece de los años 20. Es que por dentro todo se mantiene igual que cuando se inauguró, en 1929. Ana Simeone, titular de la inmobiliaria que comercializa la unidad, cuenta que “las arañas son de cristal, todas traídas desde Europa. También hay distintos tipos de mármoles, que llegaron desde Italia. Las escaleras y los pisos se conservan como en los inicios”. Además dice que tiene, entre otras cosas, una planta para lavar sábanas con máquinas de principio de siglo que aún funcionan, calderas y hasta una carpintería donde se reparaban los muebles del hotel.
El hotel está dividido en más de 150 habitaciones y cuenta con spa, una terraza con vista al río, salón de eventos con capacidad para 240 invitados, un restaurant e incluso un café en la planta baja con salida a la calle que el gobierno de la Ciudad declaró Bar Notable. Hasta que cerró sus puertas, el 9 de mayo de 2020, el hotel funcionaba como un alojamiento cuatro estrellas, aunque en sus inicios se inauguró con la categoría de cinco estrellas. En tanto, Simone informa que “los dueños no querían alojar a pacientes de coronavirus y prefirieron cerrarlo”. Ahora, el inmueble se vende en bloque con todo el mobiliario original.
El diseño del edificio la realizó el arquitecto italiano Mario Palanti, quien proyectó también el Palacio Barolo. Lo construyó el ingeniero José Pizone. Fue inaugurado con el nombre de Hotel Excelsior. Desde allí se transmitía una de las primeras radios de la Argentina, Radio Excelsior. La historia que atesora el inmueble es invaluable. En 1933 y durante seis meses, tuvo como huésped al escritor español Federico García Lorca, quien permaneció allí hasta marzo de 1934. Su habitación, ambientada por el Gobierno porteño, podía visitarse hasta antes de la pandemia y desde la inmobiliaria consideran que, aunque la propiedad cambie de dueños, eso se sostendrá.
En los tiempos que funcionaba pasaron por sus instalaciones grandes figuras como Oliverio Girondo y Alfonsina Storni, el artista Carlos Gardel y los ex presidentes Arturo Frondizi y Marcelo T. de Alvear. “Toda la elite argentina estuvo ahí”, asegura Simeone y hace hincapié en el valor histórico del inmueble. “Por el spa del hotel pasaron presidentes, ministros y diputados que tenían su sector de boxes con una placa con su nombre impreso en bronce, que aún se conserva”, cuenta. En esa línea, sostiene que construcciones de ese estilo “no van a volver a hacerse nunca más en la Argentina”.
Entre algunos de los hechos relevantes de la historia argentina que sucedieron en el tradicional hotel, se destaca lo que sucedió en octubre de 2000,cuando Carlos “Chacho” Álvarez dio la conferencia de prensa en la que anunció su renuncia a la vicepresidencia de la Nación.
El hotel Castelar es propiedad de la firma Casel SA, que está en manos de la familia Piccaluga Mayorga, descendientes de los fundadores del hotel, tiene en total 169 unidades funcionales y desde la inmobiliaria señalan que existe la posibilidad de convertir las habitaciones en monoambientes, algo clave dada la ubicación estratégica. “También se podría reformular como apart hotel y usar el resto de la superficie de forma comercial”, indican. Por el momento, evalúan dos ofertas. Una de ellas es de un inversor europeo que, según explicaron, “quiere comprarlo porque cree que en caso de desatarse una guerra en su continente, la Argentina podría ser un excelente país receptor”.
Desde la inmobiliaria que comercializa el inmueble, aseguran que la unidad, finalmente, se puso a la venta porque salieron los papeles de sucesión, que eran necesarios para cualquier transacción comercial.