noviembre 25, 2024
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SANTIAGO IDIART, AUTOR DE “LOS MONSTRUOS SON LOS OTROS”, ESCRITOR GAY-QUEER HABLÓ CON BS AS INCLUSIVA

22 de noviembre, 2023

Por Facu Soto

Santiago Idiart nació en Tandil, en 1980. Es profesor en Letras por la Universidad Nacional de Mar del Plata. Publiquó novelas y libros de relatos. También poemas en antologías, periódicos y revistas. Actualmente escribe en el blog santiagoidiart.blogspot.com  y conduce una columna sobre Literatura y Diversidad Sexual para el programa “Cineversátil y más” que sale por Radio La Madriguera. Reside y trabaje en Pergamino, provincia de Buenos Aires.

¿En qué andas ahora? ¿Q estas escribiendo?

Actualmente estoy trabajando en un policial negro homoerótico, que completa la trilogía iniciada por “Hernán y los neonazis” y “El sangriento cazador”. Las tres novelas están vinculadas entre sí por la presencia en ellas de un personaje recurrente: José Martínez, un “oso” cincuentón, bisexual,  policía retirado, que investiga crímenes truculentos relacionados  con la comunidad LGBT en un contexto en el que abunda la violencia y el sexo explícito. Las dos novelas anteriores tuvieron mucho éxito de público, sobre todo en España y México, donde encabezaron varias veces los rankings de libros más vendidos por Amazon y, frecuentemente, recibo mensajes de lectores pidiéndome más aventuras de ese personaje.  Con esta novela, que espero publicar antes de fin de año, se cerraría la trilogía…al menos por ahora.

Por otra parte, como me gusta trabajar con distintos géneros y temáticas, y diferentes públicos, estoy buscando editor para una novela ya concluida, de romance histórico tradicional (hetero) ambientada en la Argentina de los  años ’40, principalmente en la ciudad de Tandil. Esta completa el ciclo iniciado por La balada de la piedra que latía (Autores de Argentina, 2020) y es el resultado de una serie de investigaciones que hice hace un tiempo acerca del primer gobierno peronista y su impacto en la clase trabajadora, con miras a una tesis doctoral que finalmente no se concretó, pero que me proporcionó abundante material para la ficción. Proyecto, en breve, escribir otra novela ambientada en el mismo lugar y época a fin de completar también una trilogía.

¿Sos más lector que escritor?

Sí, me considero primordialmente lector. Soy, fundamentalmente, un lector que escribe. La literatura, para mí, es al mismo tiempo un juego y una forma de indagación del mundo. Me gusta leerla, estudiarla, enseñarla y producirla.

¿Cuál es tu forma de escribir? ¿Tenes algún método?

Cuando se me ocurren ideas para un libro, suelo tomar notas y hacer un breve boceto. Cuando escribo novela histórica hago un cuadro comparativo cronológico entre los principales acontecimientos de la época y la vida de los personajes. Sin embargo, no me dejo limitar por el planteo inicial. Más de una vez, los personajes cobran vida, se me rebelan, y el secundario termina siendo protagonista, el héroe termina siendo villano, o viceversa. Por ejemplo, José Martínez, el “oso” detective del que te hablaba, empezó como un personaje menor en “Hernán y los neonazis” pero cobró centralidad sobre el  final, y tuvo tanta popularidad entre los lectores que quedó como protagonista en “El sangriento cazador”.

¿Pasaste por talleres literarios?

Muy poco. Un breve período durante mi adolescencia, en Tandil, participé de un Taller de Creación Literaria dependiente de la Secretaría de Extensión de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, coordinado por la profesora Griselda Crespi.

¿Qué autores te marcaron para que te pusieras a escribir?

Bueno. Empecé a escribir siendo niño, así que creo que sería injusto no mencionar a las lecturas de la infancia. En ese momento, leía a los autores de literatura infantil más conocidos por los niños argentinos de esa época: María Elena Walsh, Elsa Bornemann, Laura Devetach, Gustavo Roldán, etc. Pero al mismo tiempo, en mi casa había libros viejos, que habían sido de mi mamá, con los cuentos tradicionales de los Hermanos Grimm, Perrault, “Las mil y una noches” en sus versiones originales. Así tuve la oportunidad de leer cuentos como “Piel de asno”, “Barba Azul” y otros que estaban totalmente contraindicados para los niños por los pedagogos modernos. Hasta el día de hoy, no sé decir si eran las lecturas más recomendables para un niño de corta edad: lo que sí sé es que le dieron a mi imaginación un impulso imborrable. Ninguna novela de suspenso que haya leído de adulto me generó la misma adrenalina que el final de “Barba Azul”, cuando la protagonista hace tiempo esperando que lleguen sus hermanos a salvarla mientras el femicida aguarda al otro lado de la puerta con el hacha.

De adolescente conocí a otros autores: los que más me impactaron fueron los del “boom latinoamericano”, particularmente Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa y Cortázar. Y un autor que muchos ubican dentro de la “periferia” del Boom: nuestro Manuel Puig. Este último, particularmente, me abrió las puertas a la literatura LGBT o queer, en una época en la que –como recordarás- las referencias a la temática que se podían encontrar en la cultura eran escasas.

Dentro de lo que podríamos llamar “letras diversas” en Latinoamérica, además de a Puig, admiro mucho a Lemebel, Reynaldo Arenas, Copi, Leopoldo Brizuela y José María Gómez.

¿Cuál es el objetivo que te lleva a publicar?

La necesidad de compartir con los lectores el producto de mi trabajo. Me hace muy feliz recibir mensajes de lectores desde distintas partes del mundo y saber que puedo ayudar a muchas personas a combatir el tedio o a experimentar emociones. Una vezse me acercó un hombre muy sencillo y me preguntó si yo era el autor de Los monstruos son los otros. Le dije que sí y él me contó que había encontrado a su hija llorando con ese libro en la mano, y que en ese mismo momento le contó que era lesbiana “gracias a vos conozco un poco mejor a mi hija”, me dijo.  Eso sólo vale más que todas las regalías que pueda cobrar.

¿Como ves el panorama literario actual?

Muy vivo y dinámico. Todo el tiempo aparecen nuevos autores. A pesar de que el contexto económicono ayuda y la industria editorial atraviesa una aguda crisis por los altos precios del papel, autores, editores y lectores se la rebuscan para seguir leyendo y produciendo, particularmente aprovechando las ventajas de los formatos digitales y las redes.  Soy muy amplio en mis gustos literarios, para mí no existen “géneros menores”.

Me gusta mucho el trabajo de Florencia Bonelli, la autora argentina más leída de este momento. Ella renovó un género muy despreciado como la “novela rosa”, agregándole elementos del policial, la novela de aventuras, la novela histórica y la novela erótica. Convoca multitudes, particularmente femeninas, cada vez que se presenta en la Feria del Libro. La literatura argentina, en gran medida, vive gracias a ella y a otras escritoras del género como Gloria Casañas, Andrea Milano y “Camucha” Escobar. Un trabajo parecido con otro género popular, como la novela de terror, lo hizo Mariana Enríquez.

¿Como ves a la literatura gay queer y a los medios que la difunden?

Muy bien. Hay muchos excelentes autores trabajando en la temática. En los últimos años emergió en las letras argentinas una gigante como Camila Sosa Villada, que trabaja la temática travesti-trans: sólo la exquisita prosa de una escritora enorme como ella puede transformar el sufrimiento de miles de personas condenadas a todas las violencias imaginables desde la cuna hasta la tumba en arte, belleza y poesía. Heredera directa de Oscar Hermes Villordo, Perlonguer y Copi, parienta cercana de García Márquez, Camila Sosa no es una escritora: es una hechicera que desde sus libros irradia su magia.

Por el lado de la literatura gay, ya mencionamos a José María Gómez, que perpetúa una tradición homoerótica inaugurada en la literatura argentina por Oscar Hermes Villordo. Hoy muchos otros escritores trabajando en esta línea como Martín Villagarcía (Nunca, nunca, nunca quisiera volver a casa), Gael Policapo Rossi (Machito), Nicolás Colfer (El cielo es un lechazo triste) y muchos otros que publican en editoriales independientes o a través de las plataformas.

Los monstruos son los otros (Dunken, 2021)

Librerías Yenny y El Ateneo, entre otras librerías

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