23 de septiembre, 2021
Se había hecho conocida en 1993, cuando un juez le quitó la custodia de tres menores a los que cuidó como una madre. Gracias a su lucha, cuatro años después la Justicia reconoció su identidad auto-percibida y logró la tenencia de algunos de sus 17 hijos.
Mariela Muñoz, que hace 20 años se convirtió en la primera transexual en recibir un documento femenino por parte del Estado argentino, murió el año pasado a los 72 años. Había cobrado notoriedad en la década del ’90 cuando un juez de menores de Quilmes decidió anular las partidas de nacimiento de dos mellizos y una niña que había anotado como propios.
Incansable en su lucha por derribar tabúes y conquistar el derecho de que los transexuales puedan adoptar, en 1997 -sólo cuatro años después de que quisieran quitarle a sus tres hijos y que la condenaran a un año de prisión- logró que la Justicia la reconozca por su identidad auto-percibida y le otorgara la tenencia de algunos de los 17 niños y niñas que había criado. Entendió que Muñoz se sintió mujer desde que su infancia y que por ello durante los 80 decidió someterse a una intervención de cambio de sexo en Chile.
Desde entonces se transformó en un caso emblemático y un precedente en el pedido de cambio de identidad de personas transexuales. Su particular historia trascendió la frontera nacional y fue incluso llevada al teatro en Suiza por el realizador argentino Marcelo Díaz.
Mariela Muñoz, que hace 20 años se convirtió en la primera transexual en recibir un documento femenino.
En 1997 fue pre candidata a Intendenta de Quilmes. En las elecciones de 2003, intentó ser elegida diputada provincial por el Partido Justicialista con el eslogan “Una mujer diferente”, pero no logró la banca deseada. También volvió a apostar en las elecciones de 2009, al presentarse como aspirante a diputada provincial por el Partido Renovador, pero otra vez quedó afuera.
Hace unos años, había sufrido un accidente cerebro vascular que le afectó parte de la vista, el oído y le impedía caminar. Considerando sus limitaciones, en 2013 una jueza le concedió un amparo para que el Gobierno le otorgara un subsidio “extraordinario y reparatorio” por la marginación que había padecido durante décadas.
“Solidaria como pocas construyó una familia basada en el amor y libre de prejuicios”, sostuvo Esteban Paulón, vicepresidente de la Federación Argentina LGBT. Desde la CHA la despidieron como “una gran luchadora y referente histórica del movimiento #LGBTI que nos acompañará por siempre en nuestra lucha y militancia…”.