noviembre 22, 2024
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¿Qué pasaría si Javier Milei llegara a la presidencia?

Guerra civil y Apocalipsis.

Por Alberto Lettieri
El resultado de las PASO colocó, de manera imprevista, a Javier Milei en la primera ubicación de cara a las elecciones presidenciales del mes de octubre. De este modo, lo que apareció en un principio como una creación mediática para correr el debate económico y social hacia la derecha, en perjuicio de los intereses de las grandes mayorías argentinas, terminó convirtiéndose en una alternativa cierta de destrucción del orden social, empobrecimiento generalizado y de guerra civil en la Argentina.
Días atrás, el Ministro de Seguridad Aníbal Fernández, formuló una gravísima advertencia: “Si lo que dicen es lo que van a hacer, esto solo cierra con represión. Van a tener muertos, van a tener sangre”. No fue el primero en afirmarlo. Tiempo atrás la Ministra de Trabajo, “Kelly” Olmos, había alertado: “Milei nos empujaría a una guerra civil”. Y este jueves, Andrés “Cuervo” Larroque insistió en afirmar que: “Hace tiempo sabemos que no estamos en el paraíso, pero estamos muy cerca del infierno tan temido y eso nos tiene que hacer reaccionar a todos.”
Estas expresiones alarmantes no sólo provienen del oficialismo. También el Diputado Nacional Martín Tetaz (JxC), se expresó en sentido similar: “Le están vendiendo un espejito de colores. Si, la dolarizacion va a eliminar la inflación. No hay dudas de eso. Pero los salarios no van a subir a menos que mejore la productividad de la economía. Y la dolarizacion no resiste una devaluación de Brasil y va a generar otro 2001”.
Javier Milei es un Frankenstein de cuya creación ya nadie quiere hacerse cargo. Pero lo cierto es que desde hace más de tres años viene insistiendo con sus propuestas que sistemáticamente apuntan a la liquidación de derechos y garantías de las mayorías en beneficio de los sectores más concentrados del capital. Durante mucho tiempo fue simplemente un publicista instrumental para esos intereses. Ahora se ha convertido en una gravísima amenaza para la sociedad argentina.
Tal como señala Tetaz, el planteo de dolarización podría llegar a tener impacto en la eliminación de la inflación, a costa de un empobrecimiento generalizado de la sociedad (pauperización), la pérdida de soberanía económica y la consabida profundización del colapso social, en términos agravados en relación con lo que ya experimentamos en 2001.
Para dolarizar, Milei propone privatizar las empresas públicas y nuestros recursos naturales, tomar préstamos a intereses fabulosos de Fondos de Inversión de alto riesgo, garantizándose el visto bueno del FMI al prometer para 2024 un superávit fiscal del 15%. La instrumentación de estas propuestas implicaría la eliminación de la educación pública y su reemplazo por un voucher para las familias más necesitadas, aunque no queda en claro cuál sería su monto, alcance y capacidad de cobertura de las tarifas respectivas. De este modo, se cargaría el costo de la educación básica a las ya empobrecidas familias argentinas, y su resultado inmediato la reducción inmediata del universo de estudiantes, y el incremento geométrico del analfabetismo, las adicciones y la delincuencia. Quienes continúen dentro del sistema educativo verán asociada calidad de su formación a su capacidad de abono de las matrículas institucionales privadas. Indirectamente, Milei establecería una especie de subsidio para la educación privada en detrimento del interés público y la igualdad de oportunidades.
En lo referido a la educación universitaria, su planteo consiste también en la privatización. El Ministro de Economía, Sergio Massa, calculó en $ 3 millones anuales el monto que debería abonar cada alumno para aspirar a su formación universitaria. De un plumazo, Milei eliminaría las universidades públicas, garantes del proceso de movilidad social ascendentes, que permitieron que nuestro país fuera reconocido con 5 premios Nobel, algunas de las cuales se encuentran en lugares de privilegio en el ranking internacional.
El mismo caso es el del Conicet, otra fuente de orgullo y generación de recursos para los argentinos, que está integrado a los principales circuitos de investigación internacional. Para Milei, el “avance de la libertad” está asociado al de la ignorancia.
Consecuentemente, su proyecto de eliminación de la salud pública y las políticas de previsión social significarían un golpe mortal para amplios sectores de la sociedad que consumen esos servicios y una condena a una muerte para jubilados y pensionados, recortados sus ingresos a niveles de indigencia y anulado su acceso a la atención médica, internación y medicación gratuita.
Para los asalariados Milei propone eliminar los derechos laborales consolidados, las convenciones colectivas y las garantías asociadas al despido, para condenarlos así a trabajar en la precariedad más absoluta, con salarios de hambre, sin aportes y fácilmente descartables sin remuneración reparatoria alguna. También se perdería el aguinaldo, las prestaciones de las Obras Sociales, accidentes de trabajo, maternidad y toda forma de protección conocida.
Asimismo el libertario ha sido suficientemente claro en lo referido a su posición favorable respecto de la venta de órganos, considerando que se trata de un recurso para generar ingresos adicionales en el contexto de miseria generalizada con altísima concentración de la riqueza que promulga.
Fuerte con los débiles y dócil con los poderosos, Milei no piensa recortar los aportes estatales al sostenimiento de cultos, ni avanzar sobre los privilegios de los jueces. Al eliminar las retenciones y buena parte de la carga impositiva, el funcionamiento de un Estado deteriorado recaería sobre las empobrecidas y cada vez más concentradas clases medias, a través de impuestos indirectos al consumo.
Y esto sin contar con la implementación de un nuevo Plan Bonex, que se apropiará de los plazos fijos de los pequeños y medianos ahorristas, y que constituye una de las claves para la implementación de su estrategia de dolarización.
La eliminación de las políticas de protección y promoción industrial generarían la eliminación de las pymes, imposibilitadas de competir con la libre importación de productos, y multiplicarían la desocupación y la precariedad laboral.
Para Milei, la educación, la salud y la dignidad humana sólo deben estar al alcance de quiénes puedan pagarlas. De este modo, postulando el liberalismo promueve el “pobrismo”, la exclusión y la mercantilización de los valores y de las conductas sociales.
La implementación de esta enajenación de derechos y legitimidad de los abusos necesariamente generará una amplia resistencia social. Para confrontarla, la receta es la represión oficial generalizada y la promoción del enfrentamiento entre pobres sin derechos contra pobres que se niegan a resignarse a perderlos.
Para implementar este saqueo, Milei anunció su determinación de recurrir al Plebiscito para esquivar al Congreso Nacional, llevándose puesta así a la institucionalidad política y a la propia Constitución Nacional.
En síntesis, la única paz que promete el libertario es la de los cementerios. La tarea de la hora para comunicadores, políticos, intelectuales, corporaciones laborales y movimientos sociales consiste en alertar a la sociedad sobre el Apocalipsis que se cierne sobre la Argentina en caso de que Javier Milei resulte electo.
El General San Martín sostenía que “Cuando la Patria está en peligro todo está permitido, excepto no defenderla”.
Hoy, nuevamente, la Patria está en peligro. Cada cual debe asumir la responsabilidad que le cabe en esta hora decisiva.

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