noviembre 24, 2024
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PREVENCIÓN DEL SUICIDIO Y SU RELACIÓN CON LA POBLACIÓN LGBTTTIQ+

18 de septiembre, 2022

10 de setiembre es el Dia Mundial para la prevención del suicidio. A través de la Asociación Argentina de Salud Mental, el Centro de Asistencia al Suicida Bs As (011) 5275-1135 y demás organizaciones, se realiza la II Maratón Por la Vida “Creando Esperanza a través de la Acción” .

El suicidio es la cuarta causa de muerte a nivel mundial en personas de entre 15 y 19 años. Cada año se registran aproximadamente 700.000 suicidios alrededor de todo el mundo, y la mayoría pueden prevenirse. Por ello, es importante saber reconocer a tiempo los signos de alarma, pedir ayuda y derribar estigmas en torno a la salud mental.

Una persona tiene que estar atenta si alguien presenta continuamente alguna de las siguientes actitudes:

– Expresa no querer vivir más, mencionando oraciones como: “Quiero dormir y no despertar”.
– Manifiesta sentimientos de impotencia, tristeza e inutilidad, como si fuese “una carga”.
– Tiene sensación de fracaso y/o pérdida de intereses.
– Presenta pérdida de autoestima y/o ideas de desesperanza.
– Tiene dificultades para comer o dormir por muchos días.
– Se aísla más de lo habitual de familiares y amigos.
– Se encuentra sufriendo una o varias pérdidas (financieras, trabajo, seres queridos).
– Aumenta o inicia consumo de alcohol u otras drogas.

En estos casos se recomienda, como primera medida, hablar del suicidio de manera abierta, ya que evitar el tema solo genera más estigma y aislamiento. Es decir, que no sea un tema tabú. Por otro lado, no se debe desestimar si un familiar, amigo, o conocido expresa intenciones o ideas suicidas, sino que al contrario, es importante generar un espacio de escucha y contención emocional.

SUICIDIO EN LA POBLACIÓN LGBT

Suicidio en poblaciones lesbiana, gay, bisexual y trans: revisión sistemática de una década de investigación (2004-2014) en la Revista Científica de Chile nos posibilita entender y pensar la relación entre nuestra población y este lamentable hecho.

En el año 2003 el suicidio fue declarado como un problema de salud pública por la Organización Mundial de la Salud, posicionándolo en el 8º lugar entre las enfermedades con más años de vida perdidos al 2003 y en el lugar 14º en estimación de carga de enfermedad y años de vida perdidos por discapacidad al año 20021. Entre los grupos de riesgo de comportamiento suicida, las poblaciones de personas lesbianas, gays, bisexuales y trans (LGBT) han sido las que han mostrado una de las más elevadas prevalencias en este problema de salud mental2-6.

La asociación entre población LGBT y riesgo suicida ha sido entendida desde el enfoque de los determinantes sociales de la salud7. Al respecto, se señala que la población LGBT se ve altamente afectada por problemas de salud mental relacionados con el estigma y la discriminación5,8. Específicamente, el modelo de stress en minorías8 ha ofrecido una manera de comprender cómo la pertenencia a una minoría discriminada, en este caso ser parte de la población LGBT, deja expuesto al individuo a un entorno social hostil caracterizado por el prejuicio, el rechazo y la exclusión. Este entorno generaría problemas de salud mental tales como depresión, abuso de sustancias, aislamiento social, conflicto con los pares y victimización, lo cual incrementaría los factores de riesgo individuales para el suicidio4,8,9.

La consideración de la orientación sexual y la identidad de género como un determinante de la salud en términos generales y, específicamente, como una condición de riesgo para la ideación e intento suicida4, obliga el desarrollo de un conocimiento culturalmente sensible sobre esta problemática de salud. Haas et al. (2010) recomiendan promover la inclusión de preguntas sobre orientación sexual e identidad de género en la investigación sobre suicidio y riesgo suicida, así como también la implementación de estudios para determinar qué aspectos de la vida de las personas LGBT se relacionan más fuertemente con problemáticas de salud mental. Asimismo, plantean la necesidad de hacer visibles las necesidades de salud mental de las personas LGBT para promover el diseño de intervenciones específicas y pertinentes7.

En Chile y Latinoamérica sólo unos pocos estudios10-14 han focalizado en las condiciones de salud mental y sus determinantes sociales en personas sexualmente diversas. Es evidente, al menos en lo que concierne a la actividad científica, que los problemas de salud mental y de suicidabilidad no han formado parte de la agenda investigativa de la región y, por lo tanto, no se cuenta con un conocimiento especializado sobre esta problemática ni con orientaciones específicas para su intervención, lo que habla a su vez de la invisibilidad de las necesidades de la población LGTB para las políticas y programas en salud pública.

En consideración con lo anteriormente planteado, realizamos una revisión de la literatura científica publicada a nivel mundial en el último decenio sobre suicidabilidad en población LGBT, con el propósito de proveer un cuadro comprensivo sobre la manera en que dicho conocimiento se ha generado, sobre sus principales hallazgos y conclusiones, y acerca de sus limitaciones a ser consideradas para el desarrollo futuro de esta línea de investigación en el contexto Latinoamericano.

La investigación sobre suicidabilidad de la Revista Científica de Chile, concentrada en la ideación y los intentos de suicidio en personas LGBT, ha aumentado durante la última década. La gran mayoría de las investigaciones han sido realizadas en Estados Unidos de Norteamérica y otros países de habla inglesa. A su vez, estos estudios han sido publicados en importantes revistas especializadas principalmente en salud mental y salud pública y referidas a minorías sexuales. En conjunto, proveen un conocimiento significativo sobre los factores protectores y de riesgo suicida, así como de su epidemiología para esta población en particular.

Algunos de los hallazgos más importantes muestran que en la población LGBT los procesos relacionados con el suicidio (ideación e intentos) son más prevalentes que en la población heterosexual. Comprender cuáles son las condiciones y factores que inciden en este proceso de salud mental en dicha población es muy relevante dado el nivel de vulnerabilidad de las personas LGBT evidenciada en los estudios y la relación de esta con la construcción sociocultural de la diversidad sexual asociada al estigma, discriminación, distintas formas de violencia, faltas de apoyo, barreras de uso de los servicios de salud, entre otros fenómenos. Al respecto, interesante es notar que la mayoría de los países en que fueron realizadas las investigaciones revisadas han impulsado importantes políticas de inclusión que, sin embargo, dado los resultados de dichos estudios, no parecen condecirse con una disminución de la incidencia de problemas de salud mental y suicidabilidad asociados a la victimización de género.

La revisión de las investigaciones también muestra que estas presentan limitaciones importantes que debiesen ser abordadas en futuros estudios. Así, por ejemplo, la mayoría de estos han sido realizados con muestras de un muy amplio rango de edades. Esto es problemático ya que implica un gran número de variables confundentes relativas a las etapas de desarrollo en general y a las etapas de identificación de género y orientación sexual en particular.

Junto con lo anterior, se observa falta de innovación metodológica en términos de los diseños de investigación. Muy pocos de los estudios examinados emplean metodología cualitativa o son diseñados con el propósito de aumentar la comprensión de las interrelaciones entre los factores de riesgo y factores protectores, la dimensión cultural, la diversidad sexual y el suicidio. En este sentido, Haas et al. (2010) han abogado por un enfoque culturalmente-sensible para el estudio de la suicidabilidad que considere dimensiones subjetivas e idiosincráticas asociadas al origen, al grupo etario, etnicidad, diversidad sexual, entre otros. En este contexto, resulta necesario no sólo el desarrollo de estudios epidemiológicos que nos indiquen la envergadura de este problema en Chile, sino que también la generación de un conocimiento de alcance local que permita desarrollar políticas y programas anclados en las características particulares y complejas que adquiere el fenómeno del comportamiento suicida en personas LGBT que habitan nuestra cultura con sus específicas formas de significación, estigmatización y discriminación de la diversidad sexual y de género.

Por otro lado, sólo un estudio de los revisados se ha centrado en evaluar el efecto de una intervención preventiva, mientras que sólo uno ha sido publicado en una revista especializada en investigación del suicidio. Estos dos ejemplos sugieren que el desarrollo del conocimiento en la investigación sobre el suicidio en población LGBT sigue siendo exploratoria, focalizada mayormente en estudios de carácter epidemiológico y concentrado en países desarrollados. Esto refleja que una buena parte del conocimiento científico en esta área ha seguido el desarrollo de los procesos culturales y sociales que han tenido algunos países. Por ahora, el tema se ha concentrado en el área de las políticas de salud y de los derechos de las minorías sexuales, pero no todavía en un interés académico y disciplinar más específico. Se requiere mayor atención de la comunidad especializada en investigación del suicidio sobre este grupo de riesgo, con el fin de proporcionar conocimiento útil para la prevención y el desarrollo de intervenciones efectivas y pertinentes, pues comprender las necesidades en salud mental de esta población no es sólo materia de salud pública, sino finalmente de derechos humanos.

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