11 de diciembre, 2022
¿Qué mirá, bobo, anda pa’ya? se viralizó en las redes como se viralizó el dicho de Bart Simpson en el capítulo “Yo no fui”. La analogía entre Leonel Messi y Bart Simson no es causal: la edad psíquica de los mismos pareciera ser una línea directriz que los une.
Lo que no se vio en televisión, pero se publicó en los diarios, fue que pasados los festejos, la bronca y el desahogo, Weghorst se acercó a Messi para pedirle intercambiar la camiseta. El capitán argentino reaccionó intempestivamente cuando vio al holandés acercarse con su camiseta naranja todavía puesta. “Metétela en el orto”, le gritó, según relató el periodista español Ricardo Inclán, de la Cadena Cope, testigo de la escena. Justo en ese instante empezó la conexión con TyC Sports y Messi seguía masticando bronca: “¿Qué mirás, bobo?”, insistió.
¿Es esta respuesta –agresiva y autoritaria- la que esperábamos
del capital de la Selección Nacional? En caso de que la respuesta sea negativa,
la pregunta sería ¿Por qué festejar algo que repudiamos en otras personas? Porque
si el mismo dicho lo hubiese pronunciado cualquier persona podría haber sido
tildado de violento, agresivo, y si el mismo hubiese sido enunciado hacia una
mujer, caratulado a la persona como violencia de género; pero como es Messi les
parece genial, divertido y piola. Otra vez la fucking picardía criolla. ¿Qué
tiene de pícaro ese enunciado donde las palabras bobo y la restricción al campo
de visión del otrx se vuelve un parte obligatorio acerca de dónde tiene que
mirar unx. ¿Y la libertad de mirara hacia donde unx quiere? ¿Y la palabra bobo
como insulto? Es llamativo que las personas que defienden los Derechos Humanos
y, la mayor parte adhiere con alguna corriente del feminismo, no salió a
repudiar los dichos de Messi. Por el contrario, gente considerara de la alta
elite de la cultura (cargos políticos y militancia partidaria mediante) lo
festejan como algo “piola”, pero repetimos la pregunta: ¿Qué hubiese pasado si
un hombre cualquier hubiese dicho eso, y no hubiese sido Messi? No hay que ser
ingenuo, el fanatismo y el partidismo político parece que hace dejar que las
personas piensen, y que todo lo que dicen es una respuesta partidaria para un
lado o el otro. Decir: “Clarín miente, La Nación es bobo”, es de un fanatismo
acérrimo, cuasi infantil, donde no hay crítica alguna a los dichos de Messi y
éste se vuele como un Dios y un muñeco que usan a su antojo para seguir haciendo
partidismo político. ¿Y los Derechos Humanos donde quedaron?
Alguien tenía que decirlo, y no me importa si me saltan a la yugular o me tiran al piso para pegarme, lo digo con todas las letras: Repudio los dichos de Messi, su falta de manejo de la ira parece tan grande como su canelón; pero lo que importa es el tamaño de su corazón. Y tampoco importa, si somos racionales, pensantes y cuestionadorxs, si Messi es argentino o de otra nacionalidad. El arquero de Países Bajos, creo que fue él o quizás me equivoco y fue otro jugador, todxs tienen apellidos muy difíciles para mí, lo dijo con mucha inteligencia y sentido común fue que él hablaba poco español pero que la respuesta de Messi fue una falta de respeto; y claro que lo fue. Lo peor es que se habla de un Messi “maradoneano”. ¿Es eso lo que queremos para el ídolo argentino? ¿Un triste y solitario final marcado por el hastío y la violencia disparada hacia todos lados?
Por Facu Soto