“El frío me llegó hasta los huesos y perdí el sentido”, dijo el nadador tucumano después de sufrir hipotermia extrema cuando estaba cruzando el Canal de la Mancha nadando.
Matías, no soportó las bajas temperaturas del agua, cuando estaba tratando de llegar, sin traje de neoprene, a la otra orilla del Canal, que tiene una distancia de 42 km. De un lado está la ciudad de Dover, Inglaterra. Y del otro lado Calais, Francia.
Pudo rescatarlo su entrenador, Pablo Testa. Después de estar nadando 7 horas Matías Ola se desmayó, y se despertó cuando ya estaba en la habitación del hotel, vestido, tapado con frazadas. Todo lo que vivió en esas horas no lo recuerda.
En ese momento estaba muy débil, no podía ni sostener un teléfono. Luego de haber nadado durante 7 horas sentía dolor en sus brazos.
Su deseo era unir las costas francesas (Calais) con las costas de Inglaterra (Daver). Lamentablemente no llegó a lograrlo: «Acepto la derrota, pero es amarga la situación de haberme sentido listo y preparado y que el frío me haya ganado«, dijo.
Su entrenador, en comunicación con medios de prensa dijo que «Para los ingleses, era un domingo cálido: estaban todos en remera». Y era cierto: en ese momento al temperatura ambiente (fuera del agua) era más de 17º. La temperatura del agua del Canal era de 16º4, por eso Matías, intento cruzar nadando sin el traje de neoprene.
«Veníamos muy bien. Todo marchaba perfecto. Es cierto que el agua estaba más fría de lo que habíamos previsto, pero no pensábamos que íbamos a tener que suspender la prueba«, dijo su entrenador.
Se lanzó al agua cerca de las 18 hs del domingo, desde la embarcación Louise Jane. «Haciéndose de noche, empezamos a tener temperaturas por debajo de los quince grados. Nunca me había sentido así. Empecé a ver que mis piernas no respondían. Esa fue mi primera crisis. No las podía mover, pero pensé que era solo un calambre. Seguí, seguí sin decirle nada a mi entrenador. Él me decía que pateara, que pateara. Después empecé a sentir que mi cuerpo temblaba. Traté de asimilar eso como algo normal. Cuando uno siente algo físico como obstáculo, piensa que es algo pasajero», dijo Ola.
Por otro lado, su entrenador contó «Íbamos tres horas y Matías me dice que no siente las piernas –contó su entrenador–. Esa fue la primera alarma. Le pedí que pateara más, que activara su patada para que desapareciera el frío. Empezamos a nadar muy rápido con un promedio de brazadas de 68 por minuto. Estaba volando en el agua. A las cuatro horas empezó a sufrir lo mismo. Ya era un signo evidente de hipotermia. Le dimos carbohidratos y, de suplemento, un shot de cafeína».
El nadador, nacido en Tucumán, de 34 años, ya había logrado obtener varias proezas: Cruzó el canal de Catalina en los EEUU y en España, el estrecho de Gibraltar. En otra oportunidad intentó unir a nado el canal de Molokai en Hawai, y el canal de Tsugaru en Japón, pero no pudo, por fuertes corrientes de viento.
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