25 de abril, 2022
Por Facu Soto
Nació en Buenos Aires en 1941. Historiador. Licenciado en Bibliotecología y en Documentación. Publicó libros, folletos y artículos sobre diversos temas. Dedica especial atención al habla popular porteña. Publicó tres libros sobre las palabras y expresiones vinculadas con el consumo del alcohol y el uso de drogas; en otro libro se ocupó del vocabulario de los burreros y quinieleros.
¿Qué
te llevó a escribir el libro que está por salir “El Chongo en Buenos Aires”?
Me
estaba ocupando del vocabulario popular porteño en torno a la homosexualidad,
es decir el de los heterosexuales, los homofóbicos y los homosexuales, cuando
advertí que la palabra chongo merecía un desarrollo en particular.
Las
no coincidencias entre los investigadores sobre el origen de la palabra y los
cambios que el varón chongo fue operando, desde mediados del siglo
pasado hasta el presente, es el motivo de esta mi primera contribución a la
historia de la homosexualidad en Buenos Aires.
¿En
qué estás de acuerdo, y en qué en desacuerdo, con el concepto de “chongo” de
Juan José Sebreli?
Sebreli
y David Viñas son los primeros, que yo sepa, en ocuparse del chongo en
su relación por paga con los pasivos; Sebreli lo hace en su muy jugoso ensayo
sobre la vida cotidiana en Buenos Aires. Estos dos autores me sirvieron como
punto de partida para mi trabajito. En artículos posteriores Sebreli amplió su
descripción del chongo, aludiendo a experiencias personales.
¿Por
qué te pareció tan importante hacer un recorrido de la génesis del concepto
chongo?
Quien
lea mi aporte verá la razón del subtítulo etimologías y resignificaciones,
es algo similar a las sufridas por la palabra escrachar, que comenzó siendo
producto de la actividad fotográfica y terminó en el vocabulario político.
¿Qué
pensas acerca de lo que dice Perlongher acerca del devenir sexual sin etiquetas
acerca de las identidades sexuales?
Me
interesa la prostitución masculina, que en Buenos Aires comienza a registrarse
en algunos documentos y noticias periodísticas de las últimas décadas del siglo
XIX. Me interesa porque esos son los únicos a quien les cabe el sayo de putos.
¿Pensas
que la búsqueda del chongo sería como un ideal homosexual, encontrar El hombre,
el príncipe azul, el paki que haría pareja con el homosexual pasivo?
El chongo,
insisto, es a quien también le cabe el mote de puto y no a los pasivos
ni a los activos.
Etimológicamente hablando, de la misma manera que puta es
la mujer que cobra por tener sexo y no aquella a la que el vulgo señala cuando
por placer lo hace con cuantos varones le place, puto es el chongo
que cobra por sexo y no el homosexual, activo o pasivo. Sí es puta la travesti
que cobra por dar sexo, por la misma razón también es puto el taxi boy.
¿Cuándo
y por qué editorial estaría saliendo el libro?
Raúl Veroni, director
de editorial Urania, ha manifestado su interés por incluir mi trabajo entre los
que va a publicar en el curso de este año.