El Sol de México brilló nuevamente en Buenos Aires para cerrar su gira mundial, dejando a sus fanáticos cautivados con una noche cargada de clásicos y emoción.
Luis Miguel regresó a la Ciudad para concluir su imponente gira mundial con dos funciones en el Campo Argentino de Polo, retomando el lugar donde había comenzado este extenso recorrido en agosto de 2023. La primera noche, realizada el martes 17 de diciembre, marcó un reencuentro inolvidable entre el artista y su ferviente público argentino, consolidando una conexión que parece inquebrantable.
Desde temprano, las calles de Palermo se llenaron de fanáticos que llegaban con entusiasmo al predio. Con sectores especialmente organizados para cada tipo de entrada, el público iba ocupando los accesos mientras el ambiente se teñía de expectativa. Clubes de fans, coronas de flores iluminadas, y un espíritu festivo dominaron la previa de un show que prometía ser épico.
A las 21:25, las luces se apagaron y los primeros acordes dieron inicio a una noche mágica. Luis Miguel emergió desde el escenario, recibiendo una ovación que anticipaba lo que sería un espectáculo único. Vestido de manera impecable, con su característica sonrisa y un carisma arrollador, comenzó su presentación con “Será que no me amas”, tema que rápidamente fue coreado por una multitud que no dejó de acompañarlo en cada canción.
El show, estructurado como una celebración de su extensa carrera, incluyó éxitos como “Amor, amor, amor”, “Culpable o no” y “Hasta que me olvides”, cada uno acompañado de animaciones en las pantallas que evocaban paisajes románticos y memorias de su trayectoria. Además, los mariachis Vargas de Tecalitlán aportaron un momento especial con “La bikina” y “La media vuelta”, desatando el entusiasmo de los asistentes.
El cantante también demostró su habilidad para interactuar con la audiencia, cediendo el micrófono en varios momentos para que la multitud entonara sus clásicos. “¿Cómo dice, Buenos Aires?”, preguntó, invitando a participar en temas como “Un hombre busca a una mujer”. Su conexión con los presentes fue palpable, incluso sin necesidad de largos discursos, logrando que cada canción se sintiera como un diálogo íntimo con sus seguidores.
Acompañado por una banda de lujo dirigida por el guitarrista Kiko Cibrián, Luis Miguel ofreció un show musical impecable. Destacaron el trío de coristas Paula Peralta, Lara Mrgic y Tatyana Cooper, quienes complementaron su interpretación con armonías precisas, y el quinteto de vientos que aportó energía a cada tema. La combinación de géneros, desde boleros hasta swing y pop, mantuvo el dinamismo durante toda la noche.
Momentos especiales también se vivieron cuando el cantante interactuó con un dron que lo sobrevolaba, tomando la cámara para brindar un primer plano de su rostro, desatando la euforia del público. En otro pasaje emotivo, recordó temas de su infancia como “Ahora te puedes marchar” y “Cuando calienta el sol”, llevándose el aplauso cerrado de una audiencia que no quería que la noche terminara.
El final llegó con un despliegue inolvidable: mientras enormes pelotas inflables rebotaban entre la multitud, Luis Miguel activó un detonador que iluminó el cielo porteño con fuegos artificiales con los colores mexicanos. De esta manera, selló una noche que quedará en el recuerdo de todos los presentes.
Este miércoles 18 de diciembre, el Sol de México ofrecerá su segunda y última función en el Campo Argentino de Polo, cerrando oficialmente una gira histórica que abarcó 500 días, 192 shows y millones de espectadores en 20 países. Para Luis Miguel, y para Buenos Aires, la historia parece no tener fin, dejando abierta la puerta para futuros encuentros con su público que lo adora incondicionalmente.