Enclavada en Villa Ortúzar, la parrilla “Lo de Charly” es un refugio gastronómico que desafía el tiempo, manteniendo sus brasas ardiendo y sus puertas abiertas las 24 horas del día durante 363 días al año. Una auténtica experiencia culinaria que celebra la esencia porteña y deleita a vecinos y visitantes con el inigualable sabor de la carne asada.
Desde hace más de tres décadas, el resplandor de las brasas y el humo de los hierros fraguan el alma de “Lo de Charly”, una parrilla que rinde homenaje al arte ancestral del asado. A pesar de su constante ajetreo, el lugar se toma tan solo dos días de descanso al año: Navidad y Año Nuevo. Hugo Archipetre, gerente del establecimiento, describe con pasión: “El resto del tiempo estamos abiertos: vos podés venir y pedirte un bife de chorizo a la hora que sea”.
“Lo de Charly” trasciende su rol culinario para convertirse en un testigo vivo de la historia de Buenos Aires. Fundada en 1991 por Carlos Solnie, apodado cariñosamente “Charly”, la parrilla se erige como un santuario gastronómico que encarna los sabores más auténticos de Argentina. Famosos de diversas esferas, desde la música hasta el deporte, han compartido sus mesas y degustado los bocados que honran la tradición local.
Hugo Archipetre, quien lleva más de dos décadas en “Lo de Charly”, comparte con admiración las lecciones que recibió de su fundador: “Charly fue una persona muy generosa y un gran profesor. Él nos enseñó lo que sabemos hoy, lo que hacemos cada día: atender bien a la gente, ser respetuosos de nuestros clientes, lograr un ambiente de trabajo sano. Son cosas pequeñas que se demuestran minuto a minuto”.
A pesar de la partida de Carlos Solnie a una edad temprana, su legado perdura a través de la pasión y el compromiso de su equipo. “Lo de Charly” es un catálogo de los sabores más auténticos de Argentina, donde la morcilla, el chorizo, los bifes tiernos y las parrilladas compartidas son los protagonistas indiscutibles del menú.
El legado de Carlos Solnie trasciende las fronteras de “Lo de Charly”, convirtiéndose en un punto de encuentro para locales y visitantes. La parrilla, ubicada en la avenida Álvarez Thomas, se convierte en un epicentro donde los aromas de la parrilla y el sonido de las brasas crean un ambiente acogedor y hospitalario.
En cuanto a la vida nocturna de Buenos Aires, Hugo comenta con perspicacia: “Yo creo que sí, es una ciudad que tiene mucha noche, aunque es verdad que ya no es lo mismo que antes. En especial después de la pandemia, ahí es como que todo se tranquilizó un poco… Igual nosotros siempre tenemos clientes, no importa qué hora de la madrugada sea. En especial los viernes y los sábados de noche, ahí vienen muchos pibes que salen de la discoteca a las 4 o 5 de la mañana, vienen personas que fueron a una fiesta y se quedaron con ganas de comer algo, vienen otros que están por entrar a trabajar”.
La relación de “Lo de Charly” con sus clientes es genuina y duradera, con muchos vecinos que se sienten como en casa. Hugo relata: “Seguimos siendo lo mismo de siempre, una parrilla de barrio. Acá vienen muchos vecinos a comer, con muchos de ellos nos saludamos con el nombre de pila, son como amigos que hicimos en la vida. Aunque también vienen clientes de otros lados, caen taxis que llegan del centro, de la provincia. Incluso vienen muchos turistas que oyeron en algún lado que somos una parrilla abierta las 24 horas”.
Por Visión Porteña
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