noviembre 22, 2024
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Las tapas de la Ciudad, una reliquia del pasado que narran la historia de Buenos Aires

Descubre la fascinante historia de las tapas metálicas que se encuentran en las veredas, calles y paredes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, testigos silenciosos del tiempo pasado, mientras se enfrentan al robo de metales y el avance de la modernidad. Desde las obras de agua corriente de 1871 hasta las antiguas empresas de electricidad, estas tapas narran una crónica oculta de la Ciudad.

Las tapas de la ciudad son mucho más que simples piezas metálicas que cubren el pavimento, las veredas o las paredes porteñas. Representan un pedazo de la historia de Buenos Aires, un testimonio silencioso de tiempos pasados que se erige en “peligro de extinción” debido al descontrolado robo de metales para su venta y al implacable avance de las nuevas construcciones.

Cada una de estas tapas, con sus logos e iniciales, encierra una historia única, a menudo indecipherable para los transeúntes. Algunas de estas tapas tienen el sello de “made in” Argentina, mientras que muchas de ellas fueron fundidas en Inglaterra o Escocia, testigos del legado británico en la ciudad. Pertenecen a empresas de electricidad, agua o comunicaciones que desaparecieron debido a razones económicas o tecnológicas, o que cambiaron de nombre forzosamente, a raíz de la historia o las privatizaciones de la década de 1990 durante el gobierno del presidente Carlos Saúl Menem.

Infraestructura Hídrica: En la posguerra de las epidemias de cólera y fiebre amarilla de 1871 y 1872, Buenos Aires se enfrentó a la necesidad de mejorar su infraestructura hídrica. Ingenieros y maquinaria pesada de origen inglés llevaron a cabo importantes obras de tendido de agua corriente. Las cañerías transportaban el vital líquido desde los depósitos gravitacionales más altos de la ciudad, ubicados en Balvanera, Caballito y Villa Devoto.

Glenfield Company Limited, Kilmarnock: Las tapas de esta compañía pertenecen a una destacada fundición de hierro e insumos hidráulicos, fabricantes de válvulas mejoradas para agua y gas. Fundada en 1865 en Kilmarnock, Escocia, la misma ciudad que vio nacer al mundialmente famoso whisky Johnnie Walker, esta empresa fue creada por el relojero e inventor Thomas Kennedy. La empresa desempeñó un papel fundamental en la creación del “PLUTO” (Pipe Line Under the Ocean), un oleoducto submarino utilizado durante la Segunda Guerra Mundial para abastecer a las tropas de invasión aliadas en Francia a través del Canal de la Mancha.

J. Blakeborough & Sons Makers Brighouse, England: Joseph Blakeborough, originario de Yorkshire, comenzó como plomero para mantener a su numerosa familia. En 1840, empezó a fabricar caños, desagües y accesorios de latón en el sótano de su casa. La producción creció, y junto a sus hijos, fundó “J. Blakeborough & Sons Ltd” en Brighouse, Inglaterra, empleando a 2,000 trabajadores. En 1874, lograron fabricar la válvula de corte más grande de su época, de 24 pulgadas. La fábrica cerró en 1989, pero su legado se mantiene en las calles de Belgrano, donde persisten dos vestigios de la Revolución Industrial.

Juan B. Médici y Cía.: La aparición de una rara rejilla de desagüe grabada con el sello de esta empresa en una casa tricentenaria de la calle Suipacha es una rareza. Giambattista Médici, un piamontés invitado a Argentina por el ingeniero inglés Newman, contribuyó a importantes obras de salubridad y catrastro en la ciudad. La casa que alberga esta reliquia es un testigo de la Buenos Aires decimonónica.

Tapas de Hidrantes: Identificadas con la sigla O.S.N. (Obras Sanitarias de la Nación), estas tapas de fundición eran parte de los hidrantes, dispositivos de suministro de agua de gran volumen ubicados en los exteriores de los edificios para sofocar incendios. Su caudal variaba según el tipo de construcción. En 1992, la ley nacional 2927 llevó a la liquidación de esta empresa estatal que había operado durante casi un siglo.

Los admiradores de la infraestructura hídrica no deben dejar de visitar el Museo del Agua y de la Historia Sanitaria, ubicado en el Palacio de las Aguas Corrientes, legado del arquitecto Jorge Tartarini. Lamentablemente, después de la crisis de 2001 y el robo callejero, las cajas con tapas de Aysa empotradas en las veredas son de plástico.

Infraestructura Comunicacional:

– Telégrafo de la Nación: En 1871, el presidente Domingo Faustino Sarmiento creó la Administración Central de los Telégrafos, bajo la dirección del inglés Charles Burton. Este sistema de comunicación, basado en el código Morse, fue un vehículo de progreso en Argentina y se extendió por toda la ciudad. Aunque muchas de estas tapas han desaparecido, algunas aún sobreviven en esquinas porteñas, ofreciendo pistas para datar fachadas y áreas de la ciudad.

– Cooperativa Telefónica: En 1887, Don David H. Atwell fundó la Sociedad Cooperativa Telefónica para contrarrestar el monopolio de la Unión Telefónica. Sin embargo, a pesar de su auspicioso inicio, la empresa finalmente cedió ante el monopolio. En 1946, todo el servicio de telefonía fue nacionalizado por el gobierno de Juan Domingo Perón.

Infraestructura Energética:

– CM: La Corporación Municipal fue la organización política de Buenos Aires entre 1854 y 1882.

– CATE: La Compañía Alemana Transatlántica de Electricidad llegó a Argentina en 1896, convirtiéndose en un monopolio eléctrico. En 1907, obtuvo una concesión de 50 años, que no se cumplió debido a la crisis económica causada por la derrota de Alemania en la Primera Guerra Mundial. Se retiraron 4 años después.

– CHADE: La Compañía Hispano Argentina de Electricidad fue la subsidiaria argentina del holding europeo SOFINA. En la década de 1930, se vio involucrada en un escándalo de corrupción, pagando sobornos a concejales y funcionarios. Finalmente, cambió su nombre a Compañía Argentina de Electricidad (CADE).

– CIAE: La Compañía Ítalo-Argentina de Electricidad fue creada en 1911 y prestó servicios eléctricos en el Área Metropolitana de Buenos Aires hasta 1979. Su diseño arquitectónico se basaba en el Castillo de Sforza de Milán.

Alumbrado Público: Las tapas de suministro público de la antigua municipalidad porteña llevan el viejo escudo de la ciudad, institucionalizado en 1923. Este logo ha sufrido varias modificaciones a lo largo de los años.

También resisten algunas tapas circulares de 25 centímetros de empresas de combustible, utilizadas en antiguos surtidores individuales antes de la existencia de las estaciones de servicio. Estos vestigios son apreciados por los exploradores urbanos y las cuentas de Instagram “patrimoniales”.

Las tapas metálicas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires son mucho más que simples objetos urbanos. Son testigos mudos de la historia de la Ciudad, que resisten los embates del tiempo y el progreso, revelando secretos de una época pasada que merecen ser valorados y preservados.

En un esfuerzo por preservar este legado olvidado, los admiradores de la infraestructura hídrica han creado cuentas de Instagram para documentar estas tapas, como @ruper61, @fotos.antiguas.ba, @paisajeante y @cronistadetuciudad. Estas cuentas ayudan a mantener viva la historia de Buenos Aires, una tapa a la vez.

Por Visión Porteña

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