Jugaron en la Bombonera con un público de alrededor de 20.000 personas, un hecho histórico de público para un partido femenino en nuestro país. Los goles de las gladiadoras fueron convertidos por Yamila Rodríguez (7m PT) y Andrea Ojeda (2m ST); y descontó Daiana Falfán (22m PT) para la UAI de Urquiza.
Además, las Gladiadoras de Boca Juniors vivieron este domingo a la tarde una jornada de bautismo en La Bombonera, donde fueron alentadas por una multitud y de esta manera renovaron el título del Campeonato Femenino de primera división tras vencer a UAI Urquiza 2 a 1 por la última fecha del torneo.
Los goles del equipo campeón fueron convertidos por las delanteras Yamila Rodríguez y Andrea Ojeda a los 7 minutos del primer tiempo y 2 minutos del segundo, respectivamente. UAI Urquiza, que llegaba invicto a la definición, consiguió el 1-1 parcial que le daba la corona con un cabezazo de Daiana Falfán a los 22 minutos de la primera parte.
En una final vibrante por el campeonato, las “Xeneizes” terminaron el torneo con 56 puntos, uno más que sus rivales, luego de una campaña de 18 victorias y 2 empates, con 71 goles a favor y 6 en contra. Sumaron el 26to. título de la historia, tercero de la era profesional, y ratificaron su condición de máximas ganadoras.
El partido tuvo una concurrencia récord para la liga femenina argentina con 20 mil asistentes, a la altura del marco que presentó el amistoso Argentina-Chile donde asistieron 15.000 personas, disputado en Córdoba en abril de este año.
En las afueras del estadio, la previa de la final anhelaba un clima similar a lo que se observa en el mítico escenario porteño en cada partido: la alegría de la cumbia, el humo de los chorizos y las hamburguesas, el sonido de los bombos y los encuentros de hinchas en cada esquina, con una cerveza o fernet con cola en botella cortada, sobre Brandsen, Wenceslao Villafañe, Irala, Aristóbulo del Valle, Pinzón o Hernandarias.
En el interior de la Bombonera se vivía una fiesta genuinamente “xeneize”: los listones de “La 12” colgando desde la cabecera de Casa Amarilla -sólo habilitada en la parte inferior-, el recuerdo de “La Raulito”, la mujer más emblemática del pueblo boquense, y la presencia de Juan Román Riquelme, con el típico mate en mano, en su palco a la altura de la mitad de la cancha.
El escenario estuvo envuelto en un ambiente de mucha motivación para las jugadoras: música para animar al público, humo azul y amarillo para la salida de los equipos y el canto constante de la hinchada con su repertorio típico, sin olvidarse de la rivalidad con River.
Al momento del inicio del partido, cuando el público detectó la presencia de Riquelme, le regaló una ovación, y en ese momento Boca se puso en ventaja con un tanto de la futbolista más aclamada. Yamila Rodríguez le ganó la posición a la defensora Idanis Mendoza y quedó de frente al arco con pelota dominada para someter a Ariana Álvarez con una definición rasante.
Luego, UAI Urquiza pudo acomodarse en la cancha y demostrar su condición de equipo trabajado a través del toque de pelota como apoyo y condición de progreso en el campo de juego. Así generó una falta cercana al área de la que provino en el empate con un cabezazo de Falfán en el área chica frente a la impotencia de la arquera Laurina Oliveros. El empate fue un golpe difícil de asimilar para el conjunto de Jorge Martínez, aquel lateral derecho calvo, de aspecto brasileño, que pasó una temporada en la era de Carlos Bianchi y jugó la final de la Intercontinental ante Bayern Múnich en 2001.
Sin embargo en el segundo tiempo, UAI ingresó algo indeciso en el comienzo de la segunda mitad y Boca lo aprovechó con decisión. En una escalada por izquierda, Celeste Dos Santos tiró un centro al área y Ojeda metió un cabezazo por encima de la arquera.
Finalmente, llegó el pitazo de Bettina Cingari, los hinchas explotaron de felicidad y se desató la parte final de la fiesta que también fue presenciada por algunos futbolistas del plantel profesional masculino.
La hinchada celebró con el cántico “Vamos, vamos, las pibas…”, Las Gladiadoras recibieron el trofeo en un escenario montado tras el partido y dieron la vuelta olímpica en el mítico estadio de la Bombonera.