Se trata de Claudio Pazzi, y hace un año que sigue donando sangre para estudios médicos.
En el mes de febrero de 2020 había viajado a Europa y dos días después de llegar al país, le diagnosticaron que esa fiebre que ya sentía en el avión era producida por el Covid-19.
Claudio cuenta que pasó toda la Pandemia donando sangre para colaborar con investigaciones médicas porque aún hoy posee anticuerpos en su organismo.
Pazzi comentó que “desde diciembre de 2019, venía escuchando menciones al coronavirus en los medios, siempre sobre lo que pasaba en China”, por lo cual no lo sorprendió cuando llegó a Milán, que “no hubiese protocolos vigentes, ni barbijos, ni alcohol en gel “además dijo “Los médicos me explicaron todo con claridad desde el principio y me dijeron que, por la respuesta que había tenido mi sistema inmunológico, no iba a tener secuelas graves”
“A los pocos días, se empezó a escuchar de casos en Italia, y para cuando viajé a Barcelona, ya tomaban la temperatura a los pasajeros; en el viaje de regreso a Buenos Aires dormí cerca de doce horas y como al aterrizar me sentía un poco afiebrado y tenía una leve tos, decidí ir a que me revisaran en mi cobertura médica de manera preventiva porque tenía todo arreglado para un viaje laboral a Brasil la semana siguiente”, agregó.
“Yo no me sentía mal para nada, era apenas un poco de tos y de fiebre, síntomas que capaz que con una siesta se me iban, pero ni bien llegué ese 1 de marzo y les expliqué de dónde venía me hicieron el hisopado para el test PCR y me derivaron al hospital Agote “continuo relatando.
“Dos días después, el 3 de marzo, llegó el resultado del test y vinieron los médicos y me sentaron para explicarme que yo era la primer persona de Argentina diagnosticada con Covid-19; yo no entendía nada porque me sentía bárbaro y ya pensaba en volverme a mi casa, así que me explicaron que tenía que quedarme 14 días internado”, los médicos y los trabajadores del hospital Agote como la gente del ministerio de Salud estuvieron siempre atentos” y contó que lo chequeaban “de manera regular”.
“Los médicos me explicaron todo con claridad desde el principio y me dijeron que, por la respuesta que había tenido mi sistema inmunológico, no iba a tener secuelas graves, pero como la enfermedad era nueva esos primeros días se hicieron difíciles porque tuve que explicarle a la familia y a los amigos que no estaba mal y no me iba a morir; para eso me ayudó mucho que con el teléfono le pude hacer muchas video llamadas a la familia desde el hospital”
Además hizo énfasis en que, “el momento del alta del hospital” fue para él “muy importante” porque no estaba acostumbrado al encierro. “Todavía estaba con la cabeza en todo lo que tenía pendiente; pero antes de salir del hospital me pidieron que haga dos semanas más de aislamiento en mi casa, lo que se me hizo más duro porque vivo solo. Y, para cuando se terminó mi cuarentena, ya estábamos en aislamiento social, preventivo y obligatorio, por lo que ya todos estábamos confinados para cuidarnos”, asegura Claudio.
“Desde mi infección, doné muestras de sangre en cinco oportunidades y mi suero se utilizó, entre otras cosas, para medir la presencia de anticuerpos y cómo estos variaban en el tiempo, “El 9 de abril del año pasado doné por primera vez una muestra de sangre al BioBanco de Enfermedades Infecciosas (BBEI), que es una unidad funcional del INBIRS dentro de la Facultad de Medicina de la UBA; allí investigadoras del CONICET trabajan para procesar y almacenar los productos derivados de esa sangre, como suero y células, y todo lo almacenado queda a disposición de cualquier investigador que lo requiera.”
“Aunque ya decidí darme la vacuna, todavía no me anoté porque siento que primero tienen que estar los que más la necesitan” declaró Claudio Pazzi.
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