Este jueves 10 de diciembre, el Senado aprobó la media sanción para la modificación de la Ley de Movilidad Jubilatoria por 41 votos a favor y 26 en contra.
El proyecto, fue modificado, por pedido de Cristina, en relación al enviado por el presidente Fernández. Establece cuatro aumentos trimestrales, como era la anterior fórmula macrista y un índice, sustentado en un 50% de la recaudación tributaria de ANSES y el 50% de la cifra más alta que resulte entre los indicadores del RIPTE (Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables), y el Índice de Salarios del Indec, como se aplicaba en el período 2009-2017 y que fuera implementado por Cristina y sostenido por la administración Macri hasta el 2017. Allí, el anterior gobierno, la modifica por la que se implementó en ese año con actualizaciones trimestrales y con índices compuestos por, la inflación en un 70% y un 30% sobre los salarios formales.
En esta oportunidad, por iniciativa de Cristina, se decidió introducir tres cambios en el proyecto original sugerido por el ministro de Economía Martín Guzmán en su afán de reducir el déficit fiscal. Para realizar estas modificaciones, Cristina pidió aplazar por un día, el tratamiento en comisiones del proyecto. Los cambios comienzan por anular la propuesta de actualización semestral y mantener las cuatro actualizaciones trimestrales -igual a la de la anterior administración- El proyecto de Guzmán tomaba como único índice salarial al Ripte y se lo cambia mezclando los indicadores del Ripte y del Índice de Salarios del Indec. Se utilizará el más alto de los dos, junto al porcentaje de la recaudación de la ANSES.
Según la opinión del periodista especializado en Economía, Maxi Montengro: “De todas formas, esta nueva fórmula mantiene el tope de gasto previsional, es decir, que los aumentos no pueden superar el 3% de aumento en la recaudación previsional, una regla de oro que había sido negociada con el FMI“. Lo que se ha resuelto en el tema de la movilidad jubilatoria es lo que acabamos de describir. Si no se hubieran realizados los cambios de último momento, marcados por Cristina, habría resultado más perjudicial para los jubilados. Por lo menos no resultó tan malo. No se soluciona el problema de fondo del sistema jubilatorio. No es sustentable. Es un problema estructural que se arrastra desde hace varias décadas. No es este el momento de resolverlo, en medio de la crisis que estamos padeciendo. Pero debe quedar pendiente.
El gobierno, la oposición y todo el arco político, deben asumir el compromiso, junto a los legisladores, para encarar este complejo mecanismo que no cierra por ningún lado. Mucho menos para los flacos y necesitados bolsillos de los jubilados. Cautivos de un sistema obsoleto que debe ser revisado en toda su dimensión y transformarlo para que asegure la etapa pasiva de nuestros mayores. En el medio de todas las declaraciones de uno y otro lado. La conclusión es que es una medida de emergencia para amortiguar un poco la caída de los beneficios jubilatorios sobre la inflación. Aunque se quiera establecer lo malo y lo bueno según les convenga a los que están de uno y otro lado.
En este país, desde hace décadas, la inflación supera cualquier otro indicador. Otros dicen que no tomar a la inflación, es más sustentable en el tiempo para los jubilados y que terminarán ganando más. Sería muy hermoso que esto resulte. A la luz de lo que sucedió a través de las décadas en Argentina, ese no es el resultado. Partiendo de una base que los 19 mil y pico que cobrarán los millones de jubilados con la mínima, no se pueden ni mencionar. Es imposible vivir con esa cifra. No queda otra que seguir remando para llegar a la otra orilla. A los mayores no les queda mucha vida para hacerlo. Los hijos y nietos deben resolverlo desde el poder.
Por Francisco Grillo
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