Por Miriam Giampietro*
Luego de adentrarnos en el origen del camino contemplativo en la tradición cristiana de la meditación, en esta nueva edición de El Adán compartiremos testimonios de meditadores de la Ciudad de Córdoba, de Buenos Aires y de Murcia España, que nos cuentan sobre los beneficios y frutos de esta disciplina y la transformación interior que se refleja en la vida cotidiana.
Experiencias y testimonios
Isabel Oliver:
“El Silencio, la Quietud y la repetición del mantra , nos conecta con nuestro espíritu y nuestro Ser, podemos alejarnos de nuestro mundo mental, que nos tiene aprisionados en los pensamientos de la auto referencia, que nos alejan de lo real, nos preocupan y atemorizan. Meditar es transformar el sufrimiento en paz”.
Stella Maris Cepeda:
“En estos últimos años he encontrado el camino de la meditación, por el cual me prepare para estar en silencio y quietud conmigo misma y así poder apreciar La Paz de la divinidad en mi interior, que me ayuda a relajarme , cuidándome de las presiones de la vida diaria.
A través de la meditación diaria, pude encontrar mucha paz y aprender a vivir el aquí y ahora, que en estos tiempos no me han sido fácil, pero gracias a este camino voy llevando el día a día con calma y con mucha fe
Alicia Arenas:
“Partiendo que la meditación es una práctica viva, experimental, en los comienzos al concentrarme en el mantra y silenciar un poco mi mente, entraba en una quietud y tranquilidad, que más de una vez me dormía.
Con el tiempo comencé a pasar de la concentración a la atención y a entrar de lleno a la presencia. Pude observar y percibir cambios físicos, emocionales, de comportamientos y, tomar conciencia de mis momentos existenciales.
En ese espacio de la práctica busco conectarme con lo más profundo de mi ser y en presencia de Dios, poder transitar mi jornada y abordar los desafíos propios de la vida cotidiana, desde ese lugar”.
Hermana Virginia Gette del Colegio Espíritu Santo Córdoba:
“Entrar en lo profundo para llegar al fondo del mar (de mi ser) y descubrir las bellezas ocultas a la vida diaria, produce mucha tranquilidad, sosiego, confianza, se puede aceptar la vulnerabilidad, las limitaciones ante la inmensidad del Todo Infinito. Sumergida en Dios, me siento parte de su SER. Así puedo mirar las cosas que suceden con mayor relatividad y vivir el momento presente con mayor conciencia.
Meditación es “estar en mi medio”, eso equilibra y armoniza mi vida”.
Federico Endler:
“Fue un instante, como un fogonazo. El paisaje que me rodeaba se lleno de vida y colores muy intensos y transparentes a la vez.
Quedé primero sorprendido, luego maravillado. Supe enseguida que esta visión mucho más real y más integra de todo lo que me rodeaba se debía que al quedarme observando en silencio y quietud, había entrado en comunión, en una participación del Todo, del Uno sin ningún tipo de división, en total simplicidad. Ahora creo comprender lo que los cristianos expresamos en el Padre Nuestro cuando decimos: “venga a nosotros tu Reino.
Poco a poco fui adquiriendo la disciplina de meditar todos los días, y después de 4 años dos veces al día. A lo largo de estos años de práctica me fue evidente una paz de corazón que me permite observar los acontecimientos con mayor lucidez y por lo tanto mayor discernimiento en mis decisiones. La vida fluye con menos tropiezos y menos fatiga”.
Laura Gardela:
Meditar es un tiempo de gozo profundo al haber encontrado el desapego en libertad y darle un sentido más hondo a mi fe cristiana.
Abrazar amorosamente a la mente cuando tironea con sus pensamientos, y dejarla ser.
Meditar es visitar el paraíso interior que clama por ser cuidado, nutrido en su silencio.
Al meditar pretendo soltar el control y dárselo a Dios, para que sea en mí y recorrer un largo camino hacia el Misterio y que solo acabará frente al Rostro que ansío conocer”.
Maria Dolores García Giménez:
“Para mí el más sabroso de todos los beneficios es la posibilidad de soltar y renunciar a cualquier tipo de expectativa y de juicio. Meditando en silencio y quietud me abandono a la acción del Espíritu que vive en nuestro interior y transforma nuestras vidas desde lo más profundo de nuestro ser. A medida que nos adentramos en el silencio sostenidos por el mantra, vamos soltando ideas, pensamientos, creencias… Así, de manera sutil y progresiva, nos liberamos de todos los pesos que nos impiden seguir a Jesús con paso ágil y decidido. La meditación nos enseña a estar presentes ante la Presencia que nos habita y de saborear la vida abundante que Dios vino a traernos”.
Recordemos que lo esencial de esta disciplina consiste en perseverar a recitar desde el principio hasta el fin de la meditación una palabra, que se denomina mantra.
Quienes quieran aprender a meditar, lo esencial es saber que es una práctica de todos los días. A la mañana y cada tarde se dispone de unos treinta minutos, mínimo veinte minutos, para que la disciplina se desarrolle y provoque cambios positivos en nuestras vidas.
En todas las reflexiones podemos ver, que los meditadores hablan de Silencio y quietud, entrar a lo profundo de nuestro interior, sin juicios,sin expectativas , sin creencias, soltamos pensamientos, ideas, nos desapegamos y nos vamos transformando por dentro .
Existen diferentes grupos de meditación vía zoom y presencial en diferentes Provincias de Argentina y del mundo.
Existen diferentes grupos de meditación vía zoom y presencial en diferentes Provincias de Argentina y del mundo.
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