La calle Thames, de los barrios de Palermo y Villa Crespo, fue elegida este año, entre las diez “más geniales del mundo”. Es una selección de la revista inglesa “Time Out”, que tiene circulación y representación en la mayoría de los países del mundo.
En una compulsa realizada entre 27.000 habitantes de 328 ciudades de 58 países. El resultado de estas consultas, determinó que nuestra querida calle Thames, se ubicó en el 10° lugar en un ranking de 30 ciudades consideradas las más cool en todo el mundo. Las características sobresalientes de Thames, se resumieron en el estilo urbanista vanguardista, cultural y a la comunidad que transita por la misma. Con mucho brillo en su oferta para el turismo, la diversión y la gastronomía. Son las mejores recomendaciones para que los viajeros del mundo se tienten en visitar este colorido sector de la Ciudad de Buenos Aires.
Que, dicho sea de paso, también la ciudad fue reconocida el año pasado, entre los 10 mejores circuitos turísticos de América Central y del Sur. Por la encuesta “World Best Travel”, realizada anualmente por la revista “Travel+Leisure”. La nota publicada en la revista “Time Out”, comunicaba textualmente: “Calle Thames, una bulliciosa vía que une al elegante Palermo con el más vanguardista Villa Crespo, es conocida por sus cocinas independientes y sus bares, muchos de ellos ubicados en edificios recuperados”. Todos los que vivimos en esta Ciudad de Buenos Aires, nos sentimos orgullosos, cuando nos enteramos que, habitualmente es reconocida en el resto del mundo como una de las urbes más importantes. Como nos tienen acostumbrados las noticias que regularmente van llegando.
En otro párrafo del artículo de la revista británica, se refiere a la calle Thames en particular, de esta manera: “Todas estas calles tienen grandes historias que contar. Son microcosmos de todo lo que amamos de las ciudades: cenas que son un destino en sí mismo, cultura local vibrante, toneladas de historia. En un año en el que los sueños de viajar se desvanecieron y tuvimos que quedarnos más cerca de casa, nos ayudaron a sentir que éramos parte de algo más grande”. Hablamos de la alegría del sentido de pertenencia de una Ciudad que nos emociona por sus logros y adecuación al desarrollo de los países más importantes. Mucho más, nos toca en los sentimientos, cuando somos parte integrante del terruño más directamente comprometido con nuestras raíces.
El barrio, la calle, la familia, los amigos y los vecinos. Eso nos pega fuerte. Esa callecita de barrio por la cual correteábamos de chicos, nos emociona por demás. Sobre todo, porque la vemos con un reconocimiento a nivel mundial. Esa callecita donde jugábamos a la pelota con los amigos del barrio, por la cual nos dirigíamos al colegio en la infancia y en la adolescencia. Las batallas de las bombuchas, con las chicas del barrio en Carnaval. Las fogatas de San Pedro y San Pablo. Todo el mes juntando ramas con los píbes para armar la gran fogata, donde todo el barrio se reunía y cada uno ponía papas y batatas para que el fuego las asara. Así se vivía en esos tiempos y todo se compartía.
Eso es lo que nos trae a la memoria a los que anduvimos por esos lugares. Thames es una leyenda y el testigo de nuestro crecimiento en el tránsito de niños a adolescentes y a la madurez. Todos esos recuerdos están marcados a fuego en nuestros corazones. Thames representa todo eso. Por eso la emoción de verla ahí arriba, es muy grande. El tango, que cuando jóvenes ignorábamos, al madurar nos alcanza con sus letras, como aquel que dice: “Veredas que yo pisé, malevos que ya no son, bajo tu cielo de raso, trasnocha un pedazo, de mi corazón”. El tiempo todo lo cambia, también los barrios.
Los que antes lo habitaban partieron al más allá , o a otros barrios. Pero nunca dejaremos de pertenecer a nuestras raíces. Nunca mejor expresado con la letra de “Nocturno a mi barrio”, recitado por Aníbal Troilo: “Alguien dijo una vez, que yo me fui de mi barrio, ¿cuándo? …pero ¿cuándo? Si siempre estoy llegando…”. Ahora resulta que “nuestra calle Thames”, es parte del grupo de las calles del mundo “con más onda”, que pertenecen a ciudades como Barcelona, Melbourne, Londres o Roterdam, entre otras. No podemos dejar de emocionarnos. Es como si uno de los chicos que jugaba con vos, a la pelota en el barrio, termina haciéndolo en un equipo de la Liga europea.
Por Francisco Grillo
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