noviembre 24, 2024
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Jubilados: si entre hermanos se pelean los devoran los de adentro

Sabemos que la famosa frase no termina como le pusimos al título. No le “erramos al viscachazo”. Es la triste realidad de lo que sucede en la Argentina en el último medo siglo. Lamentable y tristemente, nos devoramos entre nosotros. A cada paso que damos, se acrecienta el triunfo sobre el odio y la destrucción entre los hermanos.

Elementos negativos, por demás, que solamente apuntan a convertirnos en retrógrados alentadores de las superadas costumbres de la barbarie. La que dominaba nuestro planeta en las épocas anteriores al inicio de la civilización. No hay otra manera de explicar que, en lugar de buscar el crecimiento como personas y como Nación, nos empeñemos a ser cada vez menos inteligentes. Como se esperaba, dadas las condiciones en que se desarrollaban los acontecimientos, en Diputados se refrendó el tratamiento del Senado sobre la Ley de Movilidad Jubilatoria. La reforma a la ley fue aprobada por 132 votos contra 119. La propuesta del Gobierno, que se ha convertido en ley, en términos generales se define de esta manera: Las actualizaciones se realizarán trimestralmente. La fórmula es una mezcla de un 50% sobre el porcentaje de variación de la recaudación de los tributos de Anses por beneficiario con un techo del 3%. El otro 50% surge por los aumentos de salarios tomados por el valor más alto entre las cifras del INDEC y el RIPTE (medición del Ministerio de Trabajo).

Ese es el nudo del problema. En un país enfermo crónico de la inflación, nada que no se actualice por ese índice puede ser positivo. Hasta tanto no se equilibre esa enfermedad, que nos aqueja hace décadas, no es posible legislar de otra manera que no sea contemplando lo que marca la inflación. Cualquier otra alternativa significará, disminuir más aún, los flacos bolsillos de los adultos mayores. Los que se van muriendo sin poder alcanzar la tranquilidad merecida, después del transcurso de toda una vida de trabajo y paciencia, para aguantar las injusticias. Como se puede creer, cuando se dice que como se viene un año con crecimiento del 5%, esta ley,  va a beneficiar a los jubilados. Cobrarán más por esa razón. Ponen el carro delante del caballo. Primero, demuestren el crecimiento y los melones se acomodan solos. La inflación también. Ni siquiera aceptaron agregar una cláusula gatillo, por las dudas que el plan de crecimiento falle. Se puede entender que las arcas de la Nación están muy disminuidas por todo lo que, fuimos y somos como sociedad, durante todos los últimos 50 años. A eso se le suman los gastos generados por la pandemia y la baja de la recaudación por la merma de las actividades. Todo eso se comprende. El país no está en condiciones de sostener el ritmo de la inflación, en los pagos de los beneficios de un universo de 18 millones de personas. Dentro de las cuales integramos a los jubilados, junto a los pensionados y beneficiarios de asignaciones sociales. Era mejor buscar consenso, aclarando que por esa situación era necesario ajustar el gasto del Estado. Eso se hace por decisión y sacrificio de todos. En el primer lugar, dando el ejemplo, para concientizar y ser solidarios. Todos los funcionarios públicos deberían bajar un porcentaje considerable, de sus altos salarios, para poder opinar y actuar con tranquilidad de conciencia. Esos gestos están reservados para personas con una alta integridad moral. Lo que esperamos que contengan estos personajes. Los que manejan nuestros destinos, incluyendo a los bolsillos y la vida. Es bueno difundir algunas de las declaraciones de los representantes de los diversos espacios que pueblan las bancas de nuestras cámaras legislativas. Bien posicionados en cada uno de ellos, encasillados en los pobres límites de sus quintitas e ignorando que están allí sentados para resolver los problemas del único soberano: El Pueblo. Ese, al que necesitan en el momento de las elecciones y después ignoran y empobrecen cada vez más. No se olviden, que el pueblo es queien los pone y los saca. No se aprovechen de su mansedumbre e inocencia. Alguna vez van a reaccionar, aunque la historia, así no lo manifiesta en sus registros.

 Abajo continuamos la nota con el ping pong de opiniones de nuestros representantes:

 Desde el bloque oficialista, Marcelo Casaretto, presidente de la Comisión de Previsión Social, argumentó su posición con estas palabras: “Esta es una muy buena ley para los jubilados y los argentinos. El tiempo nos dará la razón. El objetivo de este Gobierno es que crezcan la Argentina y los beneficios del crecimiento lleguen a los trabajadores y los jubilados. Por eso vinculamos con dos variables esenciales: salarios de trabajadores en actividad y con la mejora en la recaudación“. Esto es parecido a cuando Macri dijo: “quiero que al final del mandato me juzguen por los índices de pobreza”. Así le fue. Esclavo de sus propias palabras. Por el bien de los ciudadanos, necesitamos, que lo que anuncian, se cumpla. Dudamos, porque nunca la inflación real fue por atrás del salario. Si lo pueden lograr, los aplaudiremos, pero no puede ser a riesgo de los bolsillos del pueblo. Carlos Heller, diputado del mismo bloque expresó muy convencido: “La fórmula está atada a la variación de los salarios y de la recaudación: ambos indefectiblemente van a aumentar el año próximo. ¿O alguien cree que se van a pactar aumentos salariales en paritarias por debajo de la inflación?”. Ojalá que así sea por el bien de los ciudadanos. Demasiado optimismo en una apuesta en la que el único sector que puede perder es el pueblo.

 En la vereda de enfrente, o en el otro mundo ya que la vereda es un vínculo de cercanía, cosa que escasea entre nuestros políticos, el radical Alejandro Cacace, lo dice con estas palabras: “El concepto de esta ley es el ajuste. El único motivo es para ahorrar recursos: durante 2020 se ahorraron 100.000 millones con la suspensión de la movilidad jubilatoria. Por eso no se los ve a los jubilados festejando, sino que vinieron los funcionarios de la Anses para festejar el ajuste sobre los jubilados”. Eso es a lo que nos referimos cuando hablamos de que el Estado no está en condiciones de sostener los aumentos que corresponden por la caída de los beneficios por debajo de la inflación. Dar esa batalla es el principal objetivo. No solamente para bien de los jubilados. Es para toda la sociedad. La pelea es contra la inflación y la reforma del sistema jubilatorio. La que deben dar todos juntos. Por el bien de la gente. No hay otro rumbo si no se soluciona este caos.

Alfredo Cornejo, también radical y jefe de su partido, agregó su opinión: “Esta es una fórmula atada a la macroeconomía y a reducir el déficit fiscal. Pero el oficialismo no es capaz de decir la verdad, de admitir que tenemos un problema de déficit y que quiere congraciarse con el FMI. Si presentaran así las cosas, el debate sería más honesto y tal vez alcanzaríamos consensos porque la crisis previsional no se resuelve”.  Esa sería la fórmula, ofrecer esos puntos de conciliación en una negociación inteligente y productiva para obtener el resultado de terminar con las crisis crónicas del Estado.

Entre uno y otro extremo, aparece la avenida del medio, sería bueno que lo haga para colaborar a la reconstrucción. Jorge Sarghini, de Consenso Federal, opinó, en el medio de los conceptos: “Se echan las culpas unos y otros. Si tanto dicen defender a los jubilados, ¿cómo pueden explicar que la jubilación mínima no alcanza la mitad de la canasta básica después de haber gobernador todo este tiempo? Les pido un poco de autocrítica. No creemos que las previsiones del oficialismo sean las que van a ser. Si tienen razón y la economía va a crecer el año próximo, la cláusula de garantía no se dispara. Como no se incluyó esta cláusula, nosotros vamos a votar en contra. Hablando de autocrítica, esperamos la del espacio también. En ese punto se iguala con los extremos. Todos escapan a reconocer, cuanto de culpa, le cabe a cada uno. Coincidimos con sus dichos sobre la cláusula de garantía.

Retomamos nuestros conceptos sobre solucionar los temas centrales, empezando por la inflación y la reforma del sistema jubilatorio que debe incluir el blanqueo del trabajo informal. No se pueden estirar más esas definiciones. Sin un diagnóstico preciso y eficaz no se puede curar ningún mal. Necesitamos los esfuerzos que sean necesarios desde la clase política, y determinar las acciones a seguir para estabilizar este barco que se está sumergiendo cada vez más en las profundidades del mar. Dejemos de devorarnos entre nosotros. Construyamos juntos.

Francisco Grillo

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