Sin duda que este ha sido el peor año que nos toco vivir. Atrapados en el laberinto de incertidumbres de una pandemia que comenzó con un plato de sopa de murciélago, en un mercado al aire libre de la lejana ciudad de Wuhan en China, que no tardo en propagarse a escala mundial. Situación clave sobre la cual, las autoridades de ese país prohíbe que médicos y especialistas infectólogos formulen declaraciones públicas con sanciones extremas.
En el tablero de la realidad mundial, con un virus activo y en plena etapa de propagación, no íbamos a ser la excepción, sobre todo cuando se decía que el verdadero problema era el Dengue y no el Corona…A los tropiezos se fue andando, el miedo, el control social y el “mercado de cercanía” con precios entre dos y tres veces más de los que se abonaban antes del Covid-19. Los permisos de circulación, el sistema que se caía, las demoras y los malos momentos que recordaban a otras épocas poco felices del país…
Todavía no existen tutoriales para gobernantes sobre cómo manejar y distribuir los recursos del Estado, ante la irrupción de un fenómeno de estas características devastadoras en lo humano, en lo económico, es cierto, pero también es cierto que soportamos la cuarentena más estricta y prolongada del mundo. Cada quince o veinte días, los anuncios…que siempre significaban correr una y otra vez más el arco. Si hasta el calendario 2020 se llenó de tildes, una experiencia traumática, triste, espero, irrepetible…
Decir adiós al 2020, significa elaborar la experiencia lograda y predisponerse a una nueva etapa, procurando recuperar algo de la esperanza perdida, algún proyecto para realizar, salir de esa angustia que genera la falta de certezas, de un rumbo claro, pero siempre cuidándonos. Desde la aplicación consciente de todas las medidas de prevención conocidas: uso del tapabocas bien colocado cubriendo la nariz y mentón, higiene de manos, utilización de alcohol en gel o sanitizantes, distanciamiento social, no compartir utensilios… ¿Por qué? Porque el virus continua con su patético viaje de circulación comunitaria.
Los últimos acontecimientos de dominio público y el relajamiento en los cuidados, hicieron posible que los casos de la enfermedad en la Argentina volvieran a crecer. Las autoridades no ocultan su preocupación.
Luego de tanto esfuerzo, de más de cuarenta y dos mil quinientos fallecidos, de compatriotas que murieron de tristeza por no ver a sus nietos o sentirse prisioneros en sus propios domicilios, etc, nos encontramos nuevamente al borde de una instancia crítica y ante la posibilidad de nuevas restricciones como para enfrentar el aumento de los contagios. Con vacunación y todo, la pesadilla no terminó…
Es importante tomar conciencia, antes que sea tarde…
De todas maneras: ¡Feliz 2021!
Y un desafío: ¡La Resiliencia!
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