El electricista Alfredo Luis Guarino Reyes (57), desaparecido desde el 27 de diciembre, fue encontrado sin vida en el hospital Ramos Mejía. El caso conmociona a sus familiares y amigos.
La búsqueda desesperada por Alfredo Luis Guarino Reyes, quien desapareció tras tomar un taxi en el barrio porteño de Almagro, culminó con una trágica noticia. El hombre, de 57 años, fue hallado sin vida en el hospital Ramos Mejía, según confirmaron fuentes del caso. Guarino Reyes había sido ingresado al hospital el mismo día de su desaparición, aunque esta información no fue comunicada a sus familiares hasta varios días después, generando consternación y reclamos por demoras en la investigación.
El 27 de diciembre, Guarino Reyes salió de su trabajo y tomó un taxi en la intersección de Gascón y avenida Corrientes. Según explicó su familia, ese mismo día fue ingresado al hospital Ramos Mejía en un estado crítico, aunque las circunstancias de su fallecimiento aún están bajo investigación.
La Fiscalía Criminal y Correccional N°7 interviene en el caso, mientras que la División Personas Extraviadas de la Policía de la Ciudad había comenzado la búsqueda luego de que una prima del electricista denunciara su desaparición el 30 de diciembre.
La última conexión de Alfredo a WhatsApp fue registrada a las 18:12 del 27 de diciembre. Según sus familiares, la tarjeta SUBE de Guarino Reyes mostró que realizó un viaje en la Línea B del subte ese día, aunque el recorrido no lo dirigía a su domicilio en Boedo. “Estamos desorientados porque no era un trayecto habitual”, comentó un familiar.
Un amigo de la víctima aportó un dato clave: ambos habían visitado un spa ubicado en Gascón y Guardia Vieja. Allí, la tarjeta de Alfredo registró un consumo en Mercado Pago alrededor de las 18:30. Tras salir del lugar, el amigo declaró que Alfredo tomó un taxi cerca de las 21:30. Sin embargo, no existen pruebas concretas que corroboren esta versión.
Los familiares de Guarino Reyes no solo enfrentaron la incertidumbre de su desaparición, sino también la angustia de encontrar vacía su vivienda en Boedo, donde dejó a sus mascotas, a las que consideraba como “sus hijos”. “Él nunca las habría abandonado. Eso fue lo que más nos alarmó”, señalaron sus allegados.
Hernán, hermano de Alfredo que reside en España, viajó de urgencia a la Argentina para colaborar con la búsqueda. Antes de conocer el desenlace fatal, criticó la lentitud en las investigaciones, ya que tras una semana no tenían información relevante.
Guarino Reyes era ampliamente querido en su entorno. Con 40 años de trabajo en la misma empresa, también era profesor de encuadernación en dos colegios. La búsqueda movilizó a amigos, alumnos y compañeros de toda su vida, quienes no sospechaban que el hombre ya había fallecido.
La demora en la notificación sobre el paradero de Alfredo genera interrogantes. A pesar de haber sido ingresado al hospital el mismo día de su desaparición, sus familiares no recibieron información hasta una semana después. Este punto, sumado a la falta de avances iniciales en la investigación, ha despertado críticas hacia las autoridades.
El caso de Alfredo Luis Guarino Reyes deja una estela de preguntas sin respuesta. Mientras su familia y amigos lamentan su pérdida, exigen claridad sobre lo ocurrido aquel 27 de diciembre. Por ahora, las autoridades deberán esclarecer las circunstancias de su muerte y determinar si hubo fallos en el procedimiento que permitieran evitar días de incertidumbre para sus seres queridos.