Por Ricardo Guaglianone.
Si de algo se ha hablado y escrito prolíficamente en la Argentina en los últimos años, es sobre Malvinas. Los motivos de la guerra, las torturas, las donaciones robadas, la cobardía de los jefes militares, el fracaso diplomático, el ocultamiento tras la derrota, el informe militar Rattenbach que condenaba a muerte a los estrategas del conflicto por traición a la Patria, las distintas políticas para conseguir la soberanía. Todo fue y es un continuo discurrir. Centenares de anécdotas, heroicidades y miserias que produjo esa guerra.
Nuestra mirada es que existió una operación geopolítica de alta política, de siniestra trama en este conflicto: los militares lanzaron una guerra pensada y organizada junto a los supuestos enemigos, para que estos tuviera la excusa perfecta para fortificar militarmente a las islas y crear la mayor base militar de la OTAN en el mundo y controlar el sur del planeta.
Sin considerar esta perspectiva de la traición, de un juego de poder real de alta política y de las evidencias elocuentes que las islas, en una alta probabilidad, nunca se recuperen, se conmemora año tras año el 2 de abril, aniversario de la gesta de Malvinas, en esta oportunidad, con la trascendente noticia del cambio de estrategia del gobierno nacional con respecto al reclamo de soberanía sobre esos territorios.
El inmenso tesoro en disputa
En un hecho por demás trascendente, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) le reconoció a la Argentina un planteo técnico de soberanía sobre la plataforma marítima apoyando una presentación realizada en 2009 que fue, en los gestos y acciones diplomáticas, un fuerte respaldo en la disputa contra el Reino Unido por la soberanía de las Islas.
La Comisión de Límites de la Plataforma Continental (CLPC) aceptó por consenso la presentación del anterior gobierno nacional de Cristina Kirchner con respecto al límite exterior de su plataforma continental.
La resolución establece que la Argentina agranda un 35 por ciento su plataforma marítima, es decir 1,7 millón de kilómetros cuadrados, que incluye a las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur como propiedad del estado argentino.
La Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, (el país se adhirió en 1994), determina el derecho de cada estado ribereño del mundo a fijar su límite exterior, conforme a normas técnicas y procesales. En ese contexto, la Argentina realizó su presentación en mayo de 2009.
La Comisión del Límite Exterior de la Plataforma Continental de Naciones Unidas adoptó por unanimidad las recomendaciones sobre la presentación argentina y la reconoció como un leading case, al ser nuestro país fue el primero en usar todos los elementos permitidos por las normas vigentes, resolución que le permite a la Argentina operar en una superficie marítima que no estaba hasta marzo del 2016 reconocida en el mundo como suya.
Con esta resolución, el país puede desarrollar minería, actividad petrolera y de recursos vivos sin ningún problema legal, ya que es un reconocimiento oficial sobre un territorio marítimo que incluye a las Malvinas.
La superficie argentina emergida, es decir la que no está bajo el agua, es de aproximadamente 3,5 millones de kilómetros cuadrados, y lo que está bajo el mar, incluyendo las islas, es de alrededor de 4 millones de kilómetros cuadrados.
Esta resolución trascendente, si bien significa un paso fundamental en el reconocimiento internacional de la postura argentina en el conflicto con Gran Bretaña, no cambia la disputa sobre la soberanía que seguirá su curso diplomático.
Inglaterra ya ha declarado que ese tema no está en discusión, para ellos, las islas son británicas y los isleños quieren ser ingleses.
Las razones geopolíticas
A escaso mes de haber asumido su mandato, en enero de 2016, el presidente Macri participó del Foro Económico de Davos y mantuvo una reunión que elogió como “maravillosa” con el primer ministro británico, David Cameron, anunciando que “se avanzará en vínculos de beneficios mutuos”. De Malvinas no dijo nada.
El que si hablo de Malvinas, bien pragmático y letal fue el ministro Cameron, apenas unas horas después de esa reunión: “las Islas seguirán bajo soberanía del Reino Unido, los isleños quieren ser ingleses, no negociaremos soberanía”.
Las razones de esta reafirmación de la usurpación británica, no se basa precisamente en el deseo de los isleños. Existen razones estratégicas y geopolíticas para que Londres permanezca en las islas y la militarización de ese territorio está en constante aumento.
Según un informe reservado revelado por fuentes periodísticas, la base militar de Monte Agradable (Mount Pleasant, para Gran Bretaña) tiene dos pistas de aterrizaje, una de 2.590 metros y otra de 1.525 metros, que permiten operar a 80 aviones de combate de última generación.
Además, los británicos tienen cuatro aviones Eurofighter Typhoon, el caza bombardeo más moderno del mundo. Sólo los ejércitos de Alemania, Italia, España y Austria cuentan con este tipo de aeronaves.
Por el lado del mar, alternan buques de ataque con el destructor HMS Edimburg, además de poseer buques de patrullaje, cañones de artillería de 105 milímetros y sistemas integrados de misiles y radares Rappier FSC/Dagger. Y aunque lo niegan, cuentan con un submarino de propulsión de energía atómica y misiles crucero Tomahawk, de destrucción masiva.
En 2014, la ex presidenta Cristina Fernández denunció la militarización del Atlántico Sur, asegurando que las Malvinas se habían convertido en una base con un poderío militar irracional.
Si había alguna duda que el poder militar de las islas está relacionado con los recursos económicos de esos territorios, la respuesta estuvo en marzo de 2015.
En la Bolsa de Valores de Londres la empresa Rockhopper que tiene cuatro proyectos de exploración de hidrocarburos en aguas del Atlántico Sur, aumentó notablemente el valor de sus acciones, apenas se conoció públicamente el incremento de la presencia militar en las islas.
Además del tema económico, desde Malvinas se puede controlar el pasaje interoceánico, incluidas las costas africanas y permite a futuro, el reclamo de dominio sobre la Antártida por proyección territorial.
Por estas razones geopolíticas y económicas, los ingleses no van a negociar nada.
El petróleo
Esta certificado, documentado, que la plataforma petrolera de Malvinas se extiende hasta California y es la más rica del mundo en cantidad y calidad del hidrocarburo.
En 1974 buques oceanográficos ingleses y chilenos detectaron, luego de varios años de trabajo, una enorme concentración de este recurso.
Es la misma cuenca que los brasileros han descubierto hace apenas cuatro años en altamar y que están explotando con plataformas marítimas de última generación.
La zona que los ingleses están perforando en las islas es la cuenca norte y comenzaría a producir petróleo a fines de 2018. Esperan sacar unos 293 millones de barriles en 25 años y hay otras tres cuencas con similares características.
El fallo de la ONU, reconociendo la nueva extensión continental de Argentina, por primera vez en el largo conflicto, hace ilegal estas extracciones, ya que reconoce explícitamente, que todos los recursos económicos de la zona son argentinos.
Es tan grande la riqueza petrolera en el lugar, que también la Falkland Oil and Gas (FOGL) en 2015 finalizó tareas de relevamiento sísmico en las islas para empezar trabajos de perforación en la búsqueda de hidrocarburos, asociada a la empresa norteamericana Noble Energy en una joint venture (unión de empresas) que incluye también a la empresa italiana Edison.
Las empresas Noble, Edison y FOGL ya cuentan con 12.000 kilómetros cuadrados de datos sísmicos 3D de alta calidad y están optimistas por los resultados de los dos primeros relevamientos.
Otra empresa británica, Rockhopper Exploration, descubrió reservas en 2010 en el yacimiento Sea Lion que contendría alrededor de 300 millones de barriles de crudo y las extracciones comenzarán en el tercer trimestre de 2017.
La Argentina, basándose en el reciente fallo de la ONU, podría iniciar juicios e impedirles el avance en estas explotaciones, pero Macri con su nueva política de colaboración con los ingleses pone en duda estas acciones y las declaraciones de Cameron, no dejan dudas que seguirán con lo planeado, ahora sin presiones políticas.
La pesca
Otra de las razones económicas para no negociar nada, es la riqueza ictícola que guardan las aguas que rodean las islas.
La explotación de la pesca fue mejorando a lo largo de la última década hasta conformar un negocio exorbitante. La captura en 2014 fue de 264.600 toneladas de pescado y el promedio actual es de 213.500 toneladas anuales. El total anual de la pesca en Argentina no pasa las 900 mil toneladas.
Los kelpers y los ingleses explotan este recurso otorgando licencias a flotas extranjeras para que se lleve la merluza negra, el krill y otras abundantes variedades hacia los países de Europa y Asia.
Habitualmente hay un centenar de barcos pesqueros trabajando en la zona de Malvinas que capturan 142.400 toneladas por año de Illex squid (Illex argentinus), conocido comúnmente como calamar, que tiene un valor de 1200 dólares los mil kilos.
Entre el 60 y el 70 por ciento de los ingresos de los isleños provienen de licencias de pesca que según el Departamento de Pesca del gobierno de las islas, en 2014 produjeron unos 40 millones de dólares de ganancias.
La Antártida
La cercanía de las islas al continente blanco es también un aspecto muy relevante para dimensionar las posibilidades reales de lograr el control de las islas por parte de Argentina.
Decimos las islas, porque el conflicto es por todas las islas: las Sándwich del Sur y Georgias del Sur más su proyección de 350 millas náuticas que representa un gigantesco territorio marítimo.
La cercanía con la Antártida se inscribe también en el nuevo Derecho del Mar reconocido por la ONU en marzo, que aumentará la extensión territorial argentina en la zona Antártica y el dominio marítimo a niveles superlativos.
Inglaterra ya pidió a ese organismo, por proyección de millas marítimas, la propiedad de los mismos territorios antárticos que reclaman Chile y Argentina.
Estas razones económicas y estratégicas son muy poderosas para que en las islas este instalada la mayor base mundial de la OTAN.
Pero hay que agregar otra razón, no menos relevante, que tiene que ver con el plan de Estados Unidos para dominar militarmente las zonas donde no tiene mucha relevancia su poderío bélico.
Esa base de la OTAN forma parte del cerco para Suramérica establecido por el imperio para servir de apoyo a la IV Flota norteamericana que reactivó hace unos años, con la idea de controlar el Caribe, Atlántico Sur, Pacifico Sur y Antártida en colaboración con Europa.
Este acuerdo está plasmado en lo que se llamó el Pacto de Lisboa.
Allí se acordó que las Islas Malvinas, Sandwich y Georgias del Sur son territorios de ultramar de la Unión Europea, por lo tanto, esa base de la OTAN está inserta dentro del plan global de dominio mundial del imperio americano junto a las principales potencias europeas.
No olvidemos que el principal aliado de Inglaterra en la guerra de Malvinas fue Estados Unidos, que le proveyó información satelital del movimiento de tropas argentinas en las islas.
Recuperar la soberanía en Malvinas, será sin dudas, una misión muy complicada. Por este motivo hay voces que dicen que habría que llegar a un acuerdo con los ingleses para explotar juntos los recursos.
¿Quiénes son esas voces? Son las que tienen la idea que en política se hace lo que se puede y no lo que se quiere y que la realidad del poder instalado en la zona puede más que los simbolismos, aunque hayan centenares de muertos de este lado.
Esas voces, del gobierno actual de Argentina, son aquellas que promueven su interés por quedar bien con Washington, que admiran a Gran Bretaña, que aportaràn logística para las islas y que luego de salir de las reuniones bilaterales con los representantes de las potencias mundiales, no hablan de los temas relevantes para el futuro nacional. Entre ellos Malvinas.
Fuente: www.enorsai.com.ar