Un grande dentro y fuera de la cancha, Carlos Tévez nació el 5 de febrero de 1984, en el barrio Ejército de los Andes, popularmente conocido como “Fuerte Apache”, Ciudadela.
De muy pequeño conoció las adversidades, como cuando a los diez meses, de manera accidental se derramó un recipiente de agua hirviendo sobre parte de su rostro y cuello, provocándole quemaduras de tercer grado que demoraron en sanar…
Comenzó a jugar a la pelota con notable interés y entusiasmo en la canchita Santa Clara, dentro de la barriada del conurbano bonaerense caracterizado por la pobreza.
De pronto, durante el verano de 1989, llegó al “Fuerte” un representante del Club Atlético All Boys, quien se encontraba en la búsqueda de nuevos valores.
“Carlitos” con cinco años logró conquistarlo, pero había un detalle: no tenía zapatillas para ir a entrenar…
El calzado apareció, como no podía ser de otra manera, y ese fue el comienzo de su ascendente carrera como futbolista de destacada participación.
Con diecisiete años el 21 de octubre de 2001 debutó en la Primera División de Boca Juniors. Eran tiempos del Torneo Apertura y el Club de la Ribera enfrentaba a Talleres de Córdoba.
Continuó creciendo como jugador, como ser humano, un interlocutor válido para los integrantes del Equipo Xeneize. Quienes aman el fútbol no dejan de recordar el trío pura potencia y habilidad, integrado por el “Apache”, Guillermo Barros Schelotto y Marcelo “Chelo” Delgado.
En 2005 fichó para el Corinthians de San Pablo, participa de la formación que logró el “Brasileirao”, el decisivo Torneo Local.
Más tarde llegaría la posibilidad de jugar en Inglaterra-West Ham United, Manchester United y el Manchester City-, en Juventus, la Selección Nacional del Fútbol, la Copa América, los Juegos Olímpicos, los Mundiales 2006 y 2010, la experiencia en China…Y el regreso a Boca.
Se casó con Vanesa Mansilla-luego de diecinueve años de convivencia-. Y así fue que se convirtió en el padre de Florencia, Katia y Lito…
Una historia de amor construida sobre sentimientos profundos sobrevive a las tentaciones y los errores que se pudieron haber presentado.
Pero hay más, creó su propia agrupación musical dedicada a la cumbia: “Piola Vago”…
Carlos Tévez a los treinta y siete años ya es una leyenda. Un ejemplo de resiliencia que conmueve, para tener en cuenta y ¿por qué no? para imitar.
Una de sus frases, para el recuadro final:
“Sacrificio era lo que hacía mi viejo, lo que hacen mis amigos, lo que hacen los trabajadores que se levantan a las 5:00 AM y llegan a las 7:00 PM a la casa. Eso es sacrificio, yo no hago sacrificio, hago lo que me gusta que es jugar a la pelota”.
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