Hasta el término es adolescente, adolece de integración, porque solo quiero ver lo que sobresale.
¿Qué es lo que tanto te deslumbra de otro ser humano con éxito y fama?
Me parece una excelente reflexión para empezar.
Porque resulta ser que terminamos convirtiendo al ídolo en depositario de frustraciones propias, falta de talento en la disciplina que se destaca y bajo perfil para transitar esos senderos; por mencionar las que considero principales y que engloban a otras tantas.
¿Qué tiene el ídolo que no pueda tener yo?
¿Quién te hizo creer que vos nos podés adquirir todas esas capacidades extraordinarias o alguna de ellas para destacarte y conquistarte en principio a vos mismo?
¡Porque te cuento que el derroche de energía puesto en el afuera es incalculable!
Energía bien valiosa para ser administrada en tus propios talentos… esos que ni siquiera sabés que tenés, porque quizás todavía no sabés que sabés.
Invertí en vos, en tu presente, en tu futuro… el que está cerquita y el que todavía te queda medio lejos, hacete cargo de tomar decisiones fuera de serie para obtener resultados sin iguales.
El ídolo es una persona como vos, como yo, que tuvo claro su don, se condujo a su Norte y con método y disciplina conquistó el Mundo.
Nada lejano a lo que vos podés ser capaz. Dejá de contarte el cuentito del fracasado todos los días.
Metele gloria al caos y verás cómo todo se ordena.
Noelia de la Fuente, Psicóloga social.
Instagram: @delafnoe