La llegada de los días más cálidos y luminosos, siguiendo con los protocolos sanitarios correspondientes, constituyen una excelente oportunidad para pasear en familia o con amigos. Y qué mejor que recorrer alguno de los hermosos parques o plazas de nuestra Ciudad.
De acuerdo con los últimos censos y mediciones oficiales, el territorio porteño cuenta con más de mil ciento sesenta y nueve espacios verdes. Cuarenta y cinco parques, doscientas cuarenta y nueve plazas, cuatrocientas veintisiete plazoletas, trescientos sesenta y un canteros centrales en calles y avenidas, treinta jardines, y cincuenta siete áreas con otras denominaciones.
Hoy, conoceremos algo más sobre el encantador Parque Lezama, ubicado entre las calles Defensa, Brasil y las Avenidas Martín García y Paseo Colón, en el querido y personalísimo barrio de San Telmo, Comuna 1-Uruguay 740-.
Tradicional y moderno, en sus orígenes el terreno tuvo varios propietarios hasta que en 1857, el hacendado salteño Gregorio Lezama, lo adquirió, con el proyecto de convertirlo en un gran jardín paradisíaco…El jardín privado más lujoso de su época.
Lezama importó árboles, plantas exóticas y contrató a un grupo de paisajistas europeos con ese objetivo.
En 1894, su viuda, Ángela de Álzaga, vendió los terrenos a la Comuna, con una única condición, que se transformara en un paseo público que llevara el nombre de su marido.
En 1896, el Director General de Parques y Paseos, Carlos Thays, sugiere variadas intervenciones como: caminos, plantaciones de arboledas y una rosaleda.
Para visitar una y otra vez, porque además del generoso y saludable verde, el parque cuenta con esculturas, los monumentos a Pedro Mendoza-primer fundador de la Ciudad de Buenos Aires-, “Palas Atenea”, “La Loba Romana”, y a “La Cordialidad Internacional”, un anfiteatro-con capacidad para seis mil personas-, un mirador, canteros, una fuente…y no podía faltar… ¡su propia Calesita!
Pero hay más, en pleno corazón cultural de San Telmo: ¡Plaza Dorrego, Histórica! En 1816, desde allí, fue anunciada a la población de Buenos Aires, que se había logrado la Declaración de la Independencia en Tucumán. Es otro de los atractivos de la CABA, como su legendaria Feria, uno de los mercados de pulgas más importantes de América.
Esta movida fue inaugurada en 1970, a propuesta del Director del Museo de la Ciudad, el arquitecto José María Peña, y fue creciendo de manera notable a través del tiempo. Es sumamente concurrida por el turismo nacional y del exterior también.
Entre otros objetos, los puestos ofrecen: vitrolas, discos de pasta, vestimenta antigua, platería, adornos y curiosidades, alhajas, postales, herrajes, almanaques, lámparas, libros raros, cubiertos, cristales, etc…
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