Ayer se conocieron las cifras de inflación correspondientes a marzo del 2022. El INDEC dio a conocer el número alcanzado. Es el 6,7%. Son dos puntos por arriba del 4,7% de febrero 2022. Con un acumulado, del primer trimestre de 16,1%. En los últimos 12 meses, la interanual marcó el 55,1%.
La suma de todos esos indicadores, señalados en el inicio de esta nota, representa, una proyección anualizada de inflación del 83,1%. Esta cifra del 6,7% para el mes pasado, es la más alta registrada desde abril del 2002, hace 20 años. En ese entonces, con la crisis provocada por la devaluación producida por la salida de la convertibilidad, el número fue del 10,4%. En este caso, los argumentos pueden ser variados.
El tema del conflicto bélico, es uno de los que se manejan, en ese sentido, marzo es el primer mes completo afectado por esa causa. Ya que la guerra se desató una semana antes de la finalización de febrero. Vale recordar también que, sobre los finales de marzo, se aprobó el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Con las metas fijadas para lograr la estabilización del déficit primario, bajar la inflación y la emisión monetaria, entre otros objetivos. Todo significa el ordenamiento de la economía.
Si empezamos con un 6,7% se aliviana el camino de bajar el porcentaje inflacionario, en los meses siguientes. Desde una cifra alta será más fácil mostrar que se baja. Debería atacarse al problema, con un plan sustentable y efectivo. Hay que considerar que, entre los factores de la suba de 2 puntos sobre el mes anterior, el tema de inicio de las clases siempre requiere gastos adicionales. También los aumentos de los colegios, los alquileres y los servicios públicos, en algunas provincias. Salvo en el AMBA, que cuando se produzca va a provocar una alteración importante en los índices.
Sobre el tema, Carlos Heller, diputado nacional del Frente de Todos y titular de la comisión de Presupuesto y Hacienda, se expresó con la siguiente declaración: “La emisión monetaria fue negativa, el tipo de cambio está atrasado, los salarios vienen por detrás, las tarifas no aumentaron, entonces habría que hacerse la pregunta de por qué suben los precios, porque todas las causas que toda la vida nos dijeron que generaban inflación, en este momento están razonablemente bajo control. El PBI creció el 10,3% durante 2021, la participación de los trabajadores se redujo del 48% al 43,1% en el ingreso global… alguien se lo quedó, porque no se evaporó”.
Por otro lado, Guido Sandleris, ex presidente del Banco Central de Argentina entre 2018 y 2019, sostuvo que “la inflación es la consecuencia de dos años de enorme déficit fiscal financiado con emisión monetaria. El gobierno tiene que ordenar urgente su política macroeconómica”.
Cada uno tiene sus argumentos para mostrar, pero nadie pude explicar con claridad que está pasando y porque no se puede cortar la trepada de los precios por encima de los salarios. Y la devaluación constante y persistente de la moneda. Pasan las décadas y caemos más profundo en el abismo de la depreciación monetaria. Con el valor de un salario, día a día, año a año, vamos comprando menos cantidad de mercadería. Hasta dónde seguiremos cayendo por el tobogán. Por Dios, ¡que alguien nos detenga!
También opinó el jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, quien lo analizó en estos conceptos: “La inflación es el peor problema económico que tiene nuestro país y el que más afecta a cada uno de los argentinos. No hay soluciones mágicas, es mentira que haya una fórmula secreta que destrabe este problema. Lo único que resuelve la inflación es un plan económico integral consistente y serio. El gobierno todavía no lo presentó, los argentinos lo estamos esperando.
¿Cuál será ese plan que nos saque de esta pesadilla? ¿Quién será que el que lo proponga? De hecho, nada podrá resolverse con una sola corriente política. Es necesario que se acuerde la forma de, antes que nada, fijar un rumbo hacia dónde dirigir los esfuerzos. Un modelo de país en el cual se pueda alcanzar la estabilización de la economía y que todos tengan la posibilidad de trabajar. Ganar los salarios necesarios para vivir decorosamente y con dignidad.
Lo cual incluye vivienda, salud, educación, vestimenta, alimentación, etc. Una vez que se logre el consenso sobre el país deseado por los argentinos, se debe reunir a los más capacitados y eficientes economistas y, acompañados por un grupo interdisciplinario, diseñar un plan para terminar con la inflación, de una vez y para siempre. Como la gran mayoría de los países normalizados y estables.
Por Franaciso Grillo
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