En la cámara Alta se convalidó lo se había producido en Diputados. Fue sancionada la ley que habilita al Gobierno, a cerrar el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional para refinanciar la deuda. El resultado final de la votación, arrojó estas cifras: 56 votos a favor, 13 en contra, y 3 abstenciones.
En el mismo sentido que se desarrolló el tratamiento en Diputados, en el Senado, sucedió lo mismo. El ala de la Coalición gobernante integrada por el kirchnerismo, no está de acuerdo con que se acuerde con el FMI. Así lo expresó al votar en contra en las dos cámaras. Eso dejo escaso de votos al oficialismo para lograr sancionar la ley y acordar con el Fondo Monetario Internacional. El objetivo es salvar el default y continuar avanzando con el programa para alcanzar las metas negociadas.
El apoyo de Juntos por el Cambio, más allá de las diferencias de siempre entre ambos espacios, permitió que el Gobierno pueda superar esta situación. La cantidad de votos opositores superaron ampliamente a los del Gobierno. En este caso, los votos positivos de Juntos por el Cambio fueron 32 y el Frente de Todos, 20 votos a favor. El porcentaje de cada espacio fue del 97% de los 33 integrantes del bloque oposito y el 57% de los 35 componentes del FdT. Lo importante es que se logró salvar a la Argentina del default.
¿Cuál es el riesgo que se corre con entrar en default?
Más presión sobre el dólar que aumenta su valor. Se resiente, aún más el poder de compra. Sigue bajando el salario real. La inflación se acelera. Sin acceso a los dólares para las personas, el Gobierno y los empresarios. Se cierra la economía. No se puede importar. Faltaría insumos para producir. Se pierde el acceso al crédito y a la inversión. Del exterior y tampoco local. El país sigue perdiendo credibilidad.
Por todas estas razones, la decisión tomada por el Gobierno y la oposición, parece ser, la mejor entre las alternativas que restaban. El factor en el cual no concordaron fue en el programa al que se había convenido en las negociaciones entre el Gobierno y el FMI. La oposición se negó a compartir esa responsabilidad con el Gobierno porque le pareció que con ese programa es muy difícil cumplir con las metas propuestas. Entienden que es necesario e imprescindible contar con un plan para enderezar la economía y las consecuencias que produce la mala administración en nuestro país.
Desde hace varias décadas. Con responsabilidades compartidas por todos los espacios políticos que pasaron por el poder. Los métodos que se emplean, fracasan recurrentemente. Se vuelven a emplear y el resultado no será distinto. Po eso, es necesaria actuar quirúrgicamente en la elaboración de un programa completo y profundo. Armado con el consenso de todos. Con la participación de los más destacados especialistas, no solo de la economía. Deberá ser un espacio multidisciplinario.
Donde se pueda solucionar los problemas irresueltos en todas las áreas. Hay que realizar las modificaciones estructurales que cambie los problemas endémicos de nuestra sociedad. Esta es la posición del espacio opositor. La del Gobierno, era la otra, que tiene que ver con el programa insinuado donde, del análisis del mismo y de los anuncios realizados, hasta ahora, se viene la suba de impuestos, de retenciones, de la nafta y otras tarifas.
La inflación sigue en alza. Desde la otra pata opositora, la de Espert, surgió otra alternativa. El comentaba que se podría dejar de cerrar este programa con el Fondo, continuar negociando para lograr un mejor acuerdo. Mientras, evitar el default, saldando el vencimiento del 22 de marzo, con el FMI, con parte de los 3.500 millones de dólares disponibles en las reservas del Banco Central. Se optó por este camino y esperemos que sea para bien.
Por Francisco Grillo
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