El 22 de marzo se celebra el Día mundial del agua, desde el año 1992, cuando, en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, realizada por la ONU, se decidió esa fecha para concientizar a la población mundial sobre el relevante valor del líquido elemento.
El agua es uno de los bienes más indispensables para el desarrollo de la vida humana y de toda la naturaleza. Es esencial para garantizar la vida de los seres humanos. Por esa razón, es fundamental que se difunda toda la información disponible. Para que trascienda la realidad de que existen muchos millones de personas, que habitan el planeta tierra, y tienen un reducido acceso al agua potable. Por otra parte, hay lugares donde sobra y se la utiliza irracionalmente derrochando un elemento de necesidad prioritaria para subsistir. Este día fue creado para concientizar a los ciudadanos del mundo para evitar su contaminación y usarla razonablemente.
La superficie de la tierra está compuesta por un 71% de agua. De esa gran masa, solamente el 2% corresponde al agua potable. Que se encuentra en ríos, agua de deshielo, reservorios subterráneos, lagos, lagunas y los polos de hielo del Ártico y Antártida. En los tiempos que vivimos, signados por la emergencia sanitaria provocada por la pandemia, se muestra al agua como el aliado de la prevención imprescindible contra la propagación del virus. La recomendación básica es lavarse con agua y jabón. También mantener la limpieza con agua y sanitizantes para casas, oficinas y comercios. Además de estar nuestro cuerpo, también compuesto por un importante contenido de agua, representa un factor imprescindible para el desarrollo de las personas y su habitat. Dependemos totalmente de él. Por eso debemos cuidarla y no contaminarla ni mal gastarla.
Para favorecer la preservación de las reservas líquidas, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), ha fijado una agenda mirando al 2030, con un plan denominado objetivo 6 que tiene como meta concientizar a los pobladores de la tierra sobre la situación crítica de algunas poblaciones que tienen dificultosa posibilidad de acceder al suministro del agua potable. Se estima que existe alrededor de 2.000 millones de personas, que no disponen del agua de calidad. Es situación provoca la muerte de infinidad de hombres, mujeres y niños, año tras año. Para ese fin se han elaborado los 17 Objetivos del Desarrollo Sostenible.
Es la oportunidad de tomar conciencia, en esta fecha, para comenzar cuidando el agua. Racionarla y valorar cada gota de ellas en todos los usos que la utilicemos. El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires ha decidido hacerse cargo de la toma de conciencia, en este sentido, realizando intervenciones en los desagües pluviales urbanos con un mensaje con el siguiente mensaje: “El Río de la Plata empieza acá. Por favor, no tires tus residuos en la calle”.
Es una manera de generar que los ciudadanos de la Ciudad se comprometan a no arrojar residuos a la vía pública que puedan contaminar el agua. Así lo expresa, la Ministra de Espacio Público e Higiene Urbana porteña Clara Muzzio: “Todos los residuos que se tiran a las calles ingresan a las alcantarillas y llegan al río formando islas de plástico que afectan la biodiversidad. Por eso es importante que seamos responsables y cuidemos el espacio público de la Ciudad, para cuidar al planeta. La Ciudad de Buenos Aires está atravesada por once cuencas que recorren su territorio y sus desembocaduras confluyen a cuatro estaciones de bombeo que mejoran la eficiencia hidráulica para evitar inundaciones. En esos lugares se hace un relevamiento de los diversos elementos que son arrastrados por la corriente. Allí se extraen y son clasificados. Luego se clasifican para el reciclado o descarte. Es una limpieza para este sistema de desagote transporte al agua, hacia el Río de la Plata, lo más limpia posible.
Por Francisco Grillo
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