Por Cecilia Tarling*
Los padres del desierto, los Abbas y Ammas del Siglo III en Egipto, formaban parte de aquellas primeras comunidades que seguían las enseñanzas de su Maestro Jesús, y que decidieron retirarse a vivir una vida de desierto real y espiritual en esas lejanas tierras para nosotros.
Ellos decían que el fin de la existencia humana es el reino de los cielos o reino Dios y el camino, la pureza de corazón.
De la pureza de corazón hablaremos el próximo mes, hoy nos detenemos a contemplar el reino de Dios. La tradición de la iglesia nos enseña que “el reino está Ya, pero todavía no”. Es evidente que el todavía no, no es accesible, pero el Ya nos interpela. ¿Ya qué? ¿Dónde? ¿Aquí y ahora lo puedo vivir?
Sorprendente, maravillosamente y misteriosamente, si.
El Abba Moisés nos enseña “El reino de Dios, dice el Evangelista, no vendrá ostensiblemente. Ni podrá decirse: Helo aquí, o allí, porque el reino de Dios está dentro de vosotros” (Lucas., XVII, 20-21) “El Apóstol, por su parte, describe así la naturaleza de este reino:
“El reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, y paz, y gozo en el Espíritu Santo» (Rom, XIV, 17). Si, pues, el reino de Dios está dentro de nosotros, y consiste en la justicia, la paz y la alegría, todo aquel que posee estas virtudes está, sin duda alguna, en el reino de Dios”
El padre Jesuista y Místico Javier Melloni nos ayuda a dar un paso más ….
“El Dios que está en las personas también está en las cosas, en las entrañas de su creación… La naturaleza se despliega sin agobiarse porque vive inmersa en esta presencia. El Reino de Dios es la revelación de la inmanencia de Dios que brota por doquier. Sólo hay que abrirse para percibirla. Esta apertura conduce a vivir con autenticidad: «Buscad el Reino de Dios y su justicia y lo demás se os dará por añadidura» (Mateo, VI,33). La justicia consiste en reconocer la sacralidad de cada ser y de cada existencia, lo cual lleva a instituir un nuevo orden social, donde el dominio y la apropiación dejen paso a la reciprocidad.
La justicia del Reino es la adecuación de cada cosa y cada persona a su lugar. Este lugar es el retorno al estado original, lo cual supone que cada criatura se descubre unida a la Fuente, y se abre a la celebración de esa reciprocidad. La justicia del Reino consiste en que cada ser goce de las condiciones de existencia que le permitan irradiar el Fondo que custodian.” (J.M. El Cristo interior)
Pensando juntos, en marzo comenzamos a descubrir que Ser felices es posible, aunque no nos sintamos, o estemos todo el tiempo felices.
Hoy damos un paso más, descubrimos que el reino del Amor Ya lo podemos vivir y está dentro de nosotros, es justicia, paz y alegría, es revelación permanente y presencia, es reciprocidad, es autenticidad, es volver a unirnos a la Fuente, como siempre estuvimos, pero que estando, igual es probable que nos hayamos alejado. Es descubrir que somos custodios del reino porque todo ese Amor y bondad es lo que somos, Sagrados.
Hay un Camino, que nos lleva a volver a encontrarnos con lo que somos. Podemos caminar por ese Camino, aquí y ahora y vivir ese Ya del reino que está en nosotros y espera ser descubierto.
¿Cómo? ¡¡Desde el Silencio… de la pureza de Corazón …
¿Intentaste estar en quietud y silencio por algunos minutos? Es el camino de la meditación. ¿Cómo se hace? lo hablamos la próxima!!:
Comunidad Mundial para la Meditación Cristiana