Con el objetivo de promover la igualdad de género, desde el Gobierno Porteño, se presentó una campaña, que contempla desde la autonomía económica, hasta las tareas domésticas.
Para lograr la paridad de géneros, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, lanzó una campaña para que los cuidados y actividades domésticas sean revalorizados y repartidos igualitariamente. Además, presenta un mapa de geolocalización que permite consultar los espacios de cuidado más cercanos, entre los 2.000 disponibles.
En este sentido, Marisa Bircher, secretaria para la Igualdad de Género del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, señaló: “Impulsamos esta campaña para concientizar a todos los hombres y mujeres de la Ciudad acerca de la importancia en la corresponsabilidad en las tareas de cuidado”.
Y agregó que “Reconocemos que es una tarea que requiere dedicación, horas y quita tiempo de trabajo remunerado a quien la ejerce. Desde ahí miramos la igualdad”.
Teniendo en cuenta, que en la Ciudad de Buenos Aires, la distribución de las tareas domésticas, no remunerativas, sigue siendo desigual entre varones y mujeres, se realizó una encuesta desde la Dirección de Estadísticas de GCBA, que reveló que las mujeres destinan casi dos horas más que las que les dedican los varones: un total de 5.29 horas diarias a estas responsabilidades. Ese tiempo representa, además, casi el 70% de una jornada laboral.
Claramente la situación se agrava si nos referimos a las mujeres que se encuentran en situación de mayor vulnerabilidad social y económica, ya que en este caso, las mujeres dedican 6 horas diarias a los cuidados y tareas domésticas. Y mucho peor en los hogares monoparentales con jefa de hogar mujer.
Por todo esto, el Jefe de Gobierno Porteño, Horacio Rodríguez Larreta se reunió con directivos de diversas empresas para conversar acerca del plan de igualdad de género laboral.
El hecho que las mujeres realizan en mayor medida, las tareas domesticas, como la del cuidado de los menores o la limpieza del hogar, generan una mayor desigualdad, que tienen un impacto directo en la autonomía económica de las mujeres.
Esto es así porque la alta dedicación a estas tareas, produce que las mujeres dispongan de menos tiempo para su uso personal, lo que atenta contra sus posibilidades de estudiar, desarrollarse en lo personal o impulsar sus emprendimientos, mantener una presencia continua en el mercado laboral, así como de tener ingresos propios, y no depender de los ingresos económicos del varón.
