Según cifras de la Cámara Argentina del Libro, la producción editorial descendió a la mitad de la cifra producida en 2016. Idas y vueltas en la economía con repercusiones negativas en el sector cultural.
La crisis económica del país se profundizó en el último año, lo que agravó la situación de diferentes espacios culturales y perjudicó la industria editorial.
Las caídas en el rubro se hicieron sentir y la producción se redujo a menos de la mitad de la producida en 2016.
A pesar de la gran cantidad de estrategias para sostener al sector y aumentar el interés en las editoriales, los números demostraron que nada fue suficiente.
Según la Titular de Fundación el Libro, Maria teresa Carbano manifestó que el primer trimestre del 2019 fue el peor de los últimos 5 años.
Los datos indican que la producción editorial se redujo un 45% respecto a años anterioress. De los 2700 ejemplares impresos en 2016 se pasaron a 1700 en 2019.
En una encuesta realizada por CAL a más de 500 socios, siete de cada diez dijeron haber modificado su plan editorial, lo que significó que la mitad de los editores debieron rechazar obras por falta de presupuesto y el 60% manifestó haber percibido caídas en las ventas de entre 5 a más de 30% debajo de lo normal.
Quienes más sintieron el impacto de la crisis fueron las editoriales chicas e independientes. Sin embargo, durante estos años implementaron diferentes estrategias para frenar la caída, lo que no causó efecto y las mismas continuaron cayendo.
Durante los últimos años se intensificaron las restricciones para elegir títulos para darle énfasis a la producción literaria. Las vías de comercialización también fueron revisadas y se potenciaron todas las redes y vías posibles de venta.
Sin embargo, los precios no pudieron mantenerse por debajo de la inflación, aunque se intentó postergar lo más posible las subas. Esto ocasionó un quiebre en la economía de las editoriales independientes.
Como consecuencia de la situación las editoriales independientes sufrieron mayormente la crisis y debieron ajustarse a la situación, llegando incluso algunas a cerrar sus puertas y despedirse del mercado.
Según un informe revelado hace pocas semanas en 2018 se cerraron 50 librerías en la Ciudad de Buenos Aires.
Entre los principales problemas que agravaron la situación está el costo del papel que es importado, y las medidas del Ministerio de Educación que limitan la compra venta de Libros para el nivel primario y secundario.
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