Se celebra en nuestro país cada 30 de noviembre. La fecha tiene que ver con la inauguración del espacio teatral conocido con el nombre de la Ranchería.
Hablamos del año 1783 y su sala estaba ubicada en lo que hoy sería la intersección de Alsina y Perú. Está considerado el primer centro cultural de Buenos Aires, donde fueron exhibidas numerosas obras dramáticas relacionadas precisamente con la época colonial y la presencia de la “dominación española”.
Funcionaba en el patio de la Ranchería, paredes de madera, techo de paja y amplias puertas para poder evacuar la zona de inmediato. Se trata de un lugar donde antiguamente los religiosos jesuitas alojaban a los esclavos provenientes de África.
En los inicios de la experiencia, el ingreso era libre y gratuito para una “elite” pequeña, luego, durante la segunda administración del Virrey Juan José de Vértiz y Salcedo, dispuso que las presentaciones fueran pagas con el objetivo de colaborar con la Casa de Niños Expósitos-entidad dedicada a la crianza de bebés abandonados en los pórticos de las iglesias-además de proponer al Cabildo que las obras se abrieran al pueblo para la diversión pública.
El Cabildo aprobó la solicitud pero con una salvedad, que entre los asistentes no hubiera mezcla de sexos…
La primera obra de un autor criollo fue la tragedia “Siripo” de Manuel José de Lavardén, dramaturgo, periodista rioplatense y hombre comprometido con los ideales de la Revolución de Mayo.
Fue estrenada durante los carnavales porteños de 1789, la historia se desarrollaba en cinco actos.
Tres años más tarde, el 16 de agosto de 1792, los fuegos de artificio lanzados con motivo de las fiestas patronales de San Juan Bautista, provocaron un gran incendio que comenzó en los techos de paja, que no demoró en propagarse por todo el edificio.
No se pudo salvar ni el manuscrito de “Siripo”, la primera obra del teatro nacional.
Características de esas primeras veladas teatrales
Además de los textos vinculados con el drama y la comedia, la actividad cultural de la época estaba acompañada por tonadillas de humor satírico interpretadas por actrices y actores con música ejecutada con guitarras. Los textos eran cantados o recitados, que culminaban con un gran baile de boleras y seguidillas.
Los protagónicos estaban representados por hombres, completaban el equipo: dos apuntadores, un guardarropas, cuatro cobradores, cuatro asistentes de tablas, un carpintero, dos peluqueros-uno para hombres y otro para mujeres-y el maestro Antonio Aranaz y su orquesta de nueve músicos-cuatro violines, un bajo, dos oboes y dos trompas.
¡Feliz Día del Teatro Argentino!
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