Carlos Atachahua es un narco peruano que simulaba ser albañil y construyó un imperio global desde Caballito. De extremo bajo perfil se convirtió en uno de los principales narcos de Buenos Aires.
Una docena de propiedades en Caballito, el barrio donde vivía, fueron sus principales operaciones de blanqueo. La adquisición más llamativa fue la del estacionamiento de la calle Rosario 740, junto al Bingo Caballito, que se pagó USD 5 millones en cash, según consta en el expediente judicial.
Entre otros hechos que se le comprobaron había cedido uno de sus departamentos a una pareja de ancianos con el único objetivo de darle apariencia de normalidad a un búnker de oro, que se habría escondido en los cimientos del edificio.
Atachahua construyó desde las sombras un imperio que se derrumbó por la confesión de su contador, un arrepentido que terminó asesinado a tiros en Quilmes en 2019. Su negocio llegó a facturar USD 6 millones cada tres meses y blanqueó, por lo menos, USD 35 millones, según información oficial. Se trata de un traficante meticuloso y obsesivo, que diseñó un modelo de narcotráfico que desde Buenos Aires expandió sus redes por toda Sudamérica, para llevar cocaína hasta Europa, donde tejió conexiones con la mafia italiana “Ndrangheta”.
Tanto Atachahua como su mujer, que fue procesada en noviembre de 2021, están ahora detenidos con prisión domiciliaria en un palacete sobre la avenida Pedro Goyena, a la espera del juicio oral, tras una investigación realizada por la Procuraduría de Narcocriminalidad.