En una medida histórica, se declaró Monumento Histórico Nacional al boliche Cromañón, escenario del trágico incendio en 2004 donde fallecieron 194 personas y más de 1.400 resultaron heridas durante un recital de Callejeros. El decreto 571/2023, publicado recientemente en el Boletín Oficial, también reconoció el “Paseo de Los Pibes de Cromañón” y la Colección Cromañón como parte del patrimonio histórico del país.
En la calle Bartolomé Mitre del barrio porteño de Balvanera se encuentran los edificios que albergaba al antiguo boliche República Cromañón y al hotel adyacente, ahora oficialmente declarados Monumento Histórico Nacional. Sobrevivientes de esta tragedia manifestaron su satisfacción ante esta medida, considerándola un avance en la búsqueda de justicia en materia de derechos humanos.
Celeste Oyola, una sobreviviente de Cromañón, expresó: “El día de hoy amanecimos con un país un poco más justo en relación a materia de derechos humanos. Se declaró como monumento histórico un lugar que para la historia de todos los argentinos y las argentinas marca un antes y un después en lo que queremos preservar y en lo que no queremos que vuelva a suceder nunca más”.
La declaración no solo abarca el boliche sino también el “Paseo de los Pibes de Cromañón”, los murales alusivos y el “Santuario de Cromañón”, con un profundo valor simbólico para la memoria colectiva de las víctimas. Además, se reconoce como Bien de Interés Histórico Nacional a la Colección Cromañón alojada en el Archivo Nacional de la Memoria.
Mónica Capano, presidenta de la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos, resaltó la importancia de esta decisión: “Estos lugares que hoy pasan a ser patrimonio de la Patria han sido escenario de una masacre cuyas heridas, de alguna manera con este decreto, el Estado argentino contribuye a saldar”.
El decreto, firmado por el presidente Alberto Fernández, el jefe de Gabinete, Agustín Rossi, y el ministro de Cultura, Tristán Bauer, busca no solo reconocer estos sitios, sino también generar conciencia y compromiso en la comunidad para el ejercicio de la memoria colectiva, con la esperanza de que tragedias como Cromañón no se repitan en el futuro.
La medida reconoce el valor histórico del lugar, evidenciando un trabajo conjunto entre sobrevivientes, familiares y el Estado para preservar la memoria de la tragedia. A pesar de la satisfacción, algunos señalan la falta de calificación como “masacre” en la declaración, a diferencia de lo consensuado previamente, y la espera por la implementación de la Ley 27.695 para la expropiación de los inmuebles, como continuidad de este reconocimiento.
Por Visión Porteña
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