El monumento a Miguel de Azcuénaga fue inaugurado el 31 de diciembre de 1910, el último día del Año del Centenario.
Ese año se había establecido que, por ser el año del Centenario, cada miembro de la Primera Junta de Gobierno tendría su homenaje a través de un monumento. Se pensó que se emplazaría en la Plaza Primera Junta a Saavedra, quien fuera presidente de esa institución. Sin embargo, luego de algunas idas y vueltas que generaron demoras, se colocó a Cornelio Saavedra en la Avenida Córdoba y a Don Miguel, aquí.
La inauguración se hizo con sumo apuro, el último día del año del Centenario.
Posee dos altorrelieves: «25 de mayo de 1810» y «Damas realizando donaciones».
Es obra del escultor francés Enrique Cordier y está realizado en bronce. Su altura total es de 6,50 metros.
La estatua originariamente se hallaba emplazada en la parte más ancha de la plaza, sobre Rivadavia, mirando justamente al centro de la calle Rojas, pero se corrió a su actual emplazamiento en 1927, al construirse la techumbre para las paradas de tranvías.