Dentro del barrio porteño de Liniers, se encuentra la zona “Las Mil Casitas”, creada en la década del ’20. Esta particular zona formada por casas de dos plantas, posee un marcado estilo holandés.
“Las Mil Casitas” abarca decenas de manzanas, que en su origen, las familias iban pagando en cuotas, tienen un mismo plano: constan de dos pisos, y fueron construidas en lotes de 8,66 por 8,66. Este proyecto habitacional, fue creado para dar acceso a la vivienda digna.
Cada casa tenía la cocina, el baño y un living comedor en la planta baja, en el entrepiso una habitación, y en el segundo piso, dos habitaciones más.
Nelly Pareja, docente y miembro de la Junta de Estudios Históricos del barrio de Liniers, en diálogo con el portal Infobae, cuenta que “Hasta 1920 todo esto era campo. Liniers se desarrollaba más para el lado de Lisandro de la Torre y Rivadavia, ahí estaba el núcleo. Y lo único que había era muy poca construcción sobre Rivadavia. Lo que hoy es shopping era descampado y recién en el ‘20 empieza a hacerse ahí el Mercado de Frutos y Hortalizas. Estaba la pulpería en José León Suárez y Rivadavia, en campos que eran de la familia Fürts originalmente, y las únicas calles abiertas eran Lisandro de la Torre y José León Suárez”.
Y agrega Pareja que “De alguna manera empezaron a endeudarlo, a crear la necesidad de que se privatizara. Hay mucha polémica en los periódicos de la época: era una especie de comidilla que todo se trataba de una maniobra para privatizar. Finalmente privatizan el Ferrocarril del Oeste y justo se dio que eran ingleses los nuevos propietarios. Allí vino un ordenamiento de las líneas férreas y, como quienes reparaban y se dedicaban a lo mecánico estaban en Tolosa, surgió la necesidad de construir los talleres ferroviarios de Liniers”.
El centro de la zona “Las Mil Casitas”, está ubicado en la plaza Sarmiento, de la calle Tuyutí al 6900. Este proyecto surgió a partir de la expansión de la red ferroviaria. La docente de la Junta de Estudios Históricos del barrio de Liniers detalla que “en 1890, hacia finales del gobierno de Juárez Celman, lo que se hizo fue privatizar algo que estaba funcionando muy bien en manos del Estado, que era el Ferrocarril del Oeste”.
“Cuando llegan los talleres, la gente que trabajaba en ellos seguía viviendo en Tolosa. Eran obreros y varios trabajadores especializados, muchos de ellos contratados en Europa en grandes talleres ferroviarios europeos. Entonces, venían, trabajaban acá de lunes a viernes y después se volvían a Tolosa. Hasta que, de a poco, fueron viniendo y fueron construyendo sus casas”, agrega Nelly Pareja.