noviembre 25, 2024
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CUANDO NOBLEZA PICCARDO ESTABA EN CABALLITO

En 1898 Juan Oneto y Juan Piccardo invirtieron 300 pesos en adquirir una rudimentaria máquina manual de hierro para picar tabaco, instalándose en una modesta bohardilla de la entonces calle Piedad (actual Bartolomé Mitre).

Muy pronto incorporarían una más compleja y veloz, la cigarrera Bonsak, con capacidad para elaborar 200 cigarrillos por minuto. En el número 3493 de la misma calle funcionaba el taller mecánico de Anonio Piccardo, quién realizaba las reparaciones de las máquinas. Al año siguiente se incorporan a la empresa dos nuevos socios: Emilio Costa y Pedro Piccardo.

La pequeña empresa de la calle de la Piedad nacía con buenos auspicios. la situación en Cuba, independizada de España, luego de la guerra de 1898, afectó al mercado mundial de tabacos.

 Oneto y Piccardo captan el momento, responden a la demanda y al crecimiento. El tabaco nacional podía comenzar a sustituir al buen tabaco que aún se importaba.

Cuando esto ocurre, en 1899, la firma celebra la víspera del nuevo siglo al haber vendido 316.000 paquetes de cigarrillos y enseguida haber multiplicado esta cifra.

 El modesto taller se convierte en una fábrica.

La media docena de obreros se multiplica por veinte. Piccardo lanza una marca que, con el tiempo, se convierte en los cigarrillos más antiguos del mundo: aparecen los 43.

¿Por qué 43? Según una versión, durante la afiebrada Bolsa porteña de 1890, un belga compró acciones que no valían más de 42 pesos, a 43, como una actitud optimista mientras los papeles se hundían. Otra versión, también relacionada con el mundo bursátil, operaban allí 42 corredores de bolsa. Cuando alguien detectaba un intruso, gritaba: “¡Cuarenta y tres, cuarenta y tres!”, para advertir esa extraña presencia. La cifra tenía, pues, su historia y su fama. Una fama largamente superada, por la que lograrían aquellos cigarrillos que, como muchos de los producidos por Nobleza-Piccardo, pertenecen al paisaje, los recuerdos y el sabor de lo argentino.

 La empresa, en 1920 adquiere los terrenos (y comienza los trabajos de cimentación de los nuevos depósitos, fábrica y oficinas propias) en la calle Púan 420, en nuestro barrio (donde funciona actualmente la facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires), allí permaneció hasta 1981, en que se trasladó a los ex terrenos de la General Motors, en Av. San Martín y Av. Gral. Paz.

Muchas fueron las marcas famosas de esta empresa elaboradas en Caballito: además de los 43, Plus Ultra, Excelsior, Pour la Noblesse, The Flag, City Club, Magnos, Senadores, Cuyanos, Clifton, Commander, Piloto, Columbia, American Club, Gloster, Embajadores, Fontanares, Jockey Club, Viceroy, Derby, etc.

Fueron famosos los cartoncitos de dos centavos que, a principios del siglo, se incluían en cada atado, y los que, acumulados, debían canjearse por otro atado. Estos cartoncitos llegaron a circular como moneda corriente.

Por Osvaldo Sidoli


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