Esa pulsión justo en el pecho como señal de que un suceso, persona o acontecimiento responde a nuestro instinto inicial vital…
Ahora bien, ¿porqué con tanta frecuencia la desacreditamos?, anulando no solo nuestro parecer basado en una vasta experiencia, sino no dándonos crédito propio a nuestra intuición y percepción.
No fuimos educados para confiar en nosotros.
El discurso siempre estuvo puesto en el afuera, en un tercero.
Llegó el momento de permitirnos estimular nuestra sensación primera cuando nos presentan a una persona, cuando pisamos por primera vez un sitio, cuando nos ofrecen una nueva oportunidad laboral, cuando nos invitan a un plan inesperado.
¿Qué pasa en ese primer instante con tus ganas?
¿Te gusta de entrada o sentís rechazo de movida?
¿Te inspira confianza desde el momento cero o su presencia te abruma?
¿Tu primera reacción es decir si de una ó te sale el no a flor de piel?
Confiá en tu primera sensación, habita un sabio dentro tuyo… dale de comer.
Porque en definitiva la corazonada es la intuición.
Y la intuición:
“Es eso que sabes que
no sabes cómo lo sabes,
pero sabes que lo sabes”.
Con afecto.
Noelia de la Fuente, Psicóloga Social.
Instagram: @delafnoe