Al cumplirse un mes de la cuarentena obligatoria y preventiva que rige en el país, cómo es el día a día, cómo se lleva el aislamiento. Preguntas que muchos se hacen y que el Licenciado Lucas Méndez ayuda a responder.
Lucas Méndez es psicoanalista, y en diálogo con el periodista Pedro Fernández Mouján, de la Agencia Télam, ayuda a pensar “cómo veníamos viviendo eso que se llama normalidad” y cómo enfrentamos “una situación que no tiene precedentes y que porta consigo un monto importante de angustia”.
Argentina cumple un mes de aislamiento social, preventivo y obligatorio, que nos lleva a vivir una situación muy diferente: estar en casa las 24 horas del día y reduce al mínimo nuestros movimientos y contactos con el exterior.
Debido a los cambios que nos vimos obligados a realizar, el Licenciado en Psicología Social, Lucas Méndez, quien tambien es miembro de la sociedad psicoanalítica Apres Coup, nos invita a reflexionar y “ver de qué manera esta nueva situación que se da a partir del virus y el aislamiento irrumpe en lo cotidiano de las personas“.
Méndez expresa que “Lo primero es tener en cuenta que este distanciamiento social comienza a desorganizar el cotidiano de cada uno de nosotros e inaugura una forma que hasta el día de hoy no ha tenido un solo precedente en nuestra historia“.
“Lo común -agrega- es que ante determinadas situaciones de crisis, como el caso del desempleo por ejemplo, siempre tengamos experiencias previas que nos permiten anclarnos en eso como una base para poder empezar a pensar para adelante, mientras que en estos momentos esa referencia no existe, no hay lugar dónde anclar una organización de pensamiento y esto, a la angustia que puede generar cualquier crisis, le suma una sensación de desamparo” agrega.
Por otra parte, esta nueva realidad que estamos atravesando, en muchos casos se da en situaciones personales que pueden llevar angustia o depresión, o estar inmersos en crisis desde antes de la llegada de la pandemia del Coronavirus.
En este sentido, Lucas Méndez señala que “en este momento particular, sin precedentes, por un lado nos tenemos que permitir transitar la angustia de lo que está sucediendo, pero también podemos pensar en cómo vivimos una supuesta normalidad previa donde la angustia es intensamente reprimida desde el sistema, que busca obturar la desazón con la compra de mercancías y llenar el vacío estructural con el hastío de actividades cotidianas”.
“Darnos la posibilidad de angustiarnos nos conecta más con nosotros mismos y a partir de reconocernos en otra posición quizás se inauguren cosas distintas” puntualizó el profesional.