RADICALES, LA OPCIÓN ES UN VOTO DEMOCRÁTICO
El 18 de noviembre de 1972 en la residencia de la calle Gaspar Campos, sita en Vicente López Prov. de Bs. As., el correligionario Ricardo Balbín y el líder del Partido Justicialista el Gral. Juan D. Perón se dieron un histórico abrazo que selló para los tiempos los años de lucha de los dos partidos nacionales y populares con que contaba la Argentina.
Muchas cosas habían pasado entre radicales y peronistas. Parecía que desde ese intercambio amistoso el campo nacional iba a evolucionar hacia un bipartidismo cuya síntesis iba a ser la consolidación del Estado de Bienestar en nuestro país. Había habido diferencias políticas y de procederes, pero la prosperidad del Pueblo argentino parecía que iba a estar asegurada a partir de ese abrazo.
En numerosos discursos Raúl Alfonsín habló de unión nacional. “Ni radicales ni antirradicales, ni peronistas ni antiperonistas” decía desde las tribunas en la campaña presidencial de 1983. “Allá vienen marchando los socialistas con Repetto, Palacios y Juan B. Justo, los peronistas con Perón y Evita……y al frente de la columna nuestros líderes Yrigoyen, Alvear, Sabattini, Illia…” repetía en esa histórica gesta.
Fueron Antonio Cafiero e Ítalo Luder los que se pararon junto al Presidente Alfonsín en el balcón de la Casa Rosada cuando la democracia corrió peligro ante la asonada “carapintada” en 1987. Hombro con hombro peronistas y radicales aseguraron la continuidad democrática.
Cuando la Argentina en diciembre de 2001 estuvo a punto de desintegrarse, por estar a merced durante más de 12 años de las políticas económicas neoliberales, fueron Raúl Alfonsín y Eduardo Duhalde los que concertaron en un gobierno de unidad nacional que nos sacó de las llamas de un incendio que parecía que todo lo iba a consumir.
En distintos comités Don Raúl discurseaba, allá por mediados de los 90, sobre la innegable justicia social que el justicialismo le había legado al Pueblo argentino. “[…] y aparece el peronismo y quién puede decir que no fue un avance social importante… desde el hachero del Norte… hasta el trabajador de la lana en el Sur… desde el trabajador de las costas del Atlántico hasta el trabajador de las faldas de los Andes sintió que había un respeto distinto por su trabajo”.
El mismo Alfonsín se sentó junto a Néstor Kirchner en 2005 para apoyarlo durante la primera renegociación de nuestra deuda externa.
Hoy la democracia está en peligro. Un candidato con serios problemas psicológicos, y sin ningún antecedente de gestión gubernamental, tiene la oportunidad de llegar a la máxima magistratura de la Nación. El ex presidente Macri sale a apoyar a este mediocre fascista. El mundo ya ha tenido que sufrir enormes catástrofes humanitarias de la mano de advenedizos mesiánicos como el candidato de La Libertad Avanza. Lo grave en todo lo que ha pasado en estas últimas semanas es que el máximo dirigente del PRO, al que la UCR apoyó incondicionalmente para llegar a la presidencia de la Nación, le está dando sustento político, ideológico y económico a Javier Milei.
¿Durante los más de 8 años que se compartió caminos políticos con Mauricio Macri, ningún dirigente ucerreísta se dio cuenta de que esto podía ocurrir? ¿Fue ingenuidad o irresponsablemente se hicieron los distraídos? ¿Cuándo las aguas se calmen, nuestra dirigencia va a volver a ser sumisa y obsecuente ante los dirigentes mediáticos del PRO cómo si nada hubiera pasado?
Los radicales de la reparación democrática no nos vamos a hacer los distraídos, nuestra responsabilidad histórica y nuestra ética republicana así lo exigen. Vamos a estar a la altura de lo que estos controvertidos tiempos nos demandan. ¡Qué los gerentes ucerreístas hagan lo que quieran! ¡Nosotros le vamos a poner el hombro a la República!
Raúl Alfonsín siempre decía que hay que tener mucho cuidado con los políticos que no se definen claramente. Por supuesto vamos a imitar sus valores. No hacemos alfonsinismo actuado……hacemos alfonsinismo – radicalismo- definiendo sin tapujos nuestro pensamiento y acción. ¡Llamamos a defender la democracia! A preservar el Estado de Derecho, la educación pública, la autonomía universitaria, la investigación básica y aplicada que realizan los investigadores del CONICET y las universidades públicas, la acción social promovida desde el Estado, los derechos de tercera y cuarta generación, el espacio público –que es el democrático-, la salud pública –que forma a la mayor cantidad de los profesionales que la asisten incluso los que trabajan en el sector privado-, la justicia independiente, las jubilaciones estatales, la soberanía de los territorios y los mares nacionales, la vigencia del Banco Central de la República Argentina que le de valor a nuestra moneda, la libre difusión de ideas, el comercio internacional con países de todos los continentes que nos permitan obtener divisas para que nuestra economía funcione, el multilateralismo en política internacional, la provisión de órganos para trasplantes regulada desde el Estado y el derecho a seguir peticionando por las Islas Malvinas en los foros internacionales.
Si el Estado no interviene en la economía, si no la regula, no hay Nación. La pobreza y la indigencia mellan sin piedad a nuestro Pueblo y los poderes fácticos no dejan de concentrar riquezas.
Hoy no hay espacios para los tibios y los mediocres. El voto en blanco o anulado nos conduce a la anomia, a un país para unos pocos. Esa no es la Argentina que imaginaron Yrigoyen, Sabattini, Lebensohn, Larralde, Illia o Raúl Alfonsín.
El logro de la democracia social sigue siendo nuestro sueño.
¡No vamos a fallarle a la HISTORIA!
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