Por Maria Jose Lopez Tavani
Una sociedad dormida no puede pensar, cuestionar ni rebelarse.
La industria farmacéutica junto con las industrias “legales” de armamento y financieras son unas de las más rentables del planeta. No negamos los aportes ni las mejoras producidas en millones de seres humanos generadas por las multinacionales farmacéuticas, pero también debemos poner en relieve que tienen origen y perseverancia gracias a políticas públicas que debilitan el Derecho a la Salud. O mejor dicho, las políticas públicas son coherentes y orientadas al beneficio de dicha industria. Los Estados de visión cerrada y bolsillo abierto, mientras los ciudadanos quedan siendo atrapados por grandes mecanismos que alientan el consumir. Sin contar las tristes cortesías de laboratorios en forma de regalos y viajes a especialistas, visitadores médicos, congresos de confuso profesionalismo, etc.
La oferte crece, de igual modo, sus costos.
Historias desconocidas -popularmente- comienzan a entronizarse como la de Bayer, que junto a otras empresas, han sido responsables de los gases Zyklon B en los nefastos campos de exterminio nazis. Dow Chemical y su agente naranja sobre Vietnam, Camboya, Laos. La Dioxina, cuya planta y muertes estallaron en Italia, Seveso: Dioxina made in Roche. Recuerden este último laboratorio.
La facturación aumenta y con ella, la persona, su historia y su contexto se definen en una receta. Lejos quedan los conflictos que cualquier ser humano atraviesa, sus particularidades, sus vivencias. Su identidad. Se trata de rotular y medicar. Nos. De una instantaneidad que alivia ya: profesa la Tv, la radio, ciertas Redes Sociales. El infame monstruo de su intensa y poderosa publicidad. La manifestación en la enfermedad se torna un negocio; aún cuando no sea tal; y si lo es, dependiendo la desigualdad social, la respuesta nacerá de lo que se pueda o no costear en la farmacia.
Para quienes acceden, la balada de la Bella Durmiente, quizá, comenzará con una droga: Clonazepam, creada en 1964, comercializada por Roche, en 1975. La mencionada medicación forma parte de las benzodiacepinas, drogas psicotrópicas utilizadas para el “trastorno de ansiedad generalizada, el trastorno de pánico, el trastorno por estrés postraumático, las reacciones agudas de estrés, el trastorno adaptativo con ánimo ansioso y el insomnio”1. Dentro de ellas, el famosísimo Clonazepam que actúa en el sistema nervioso central frente a crisis que implican un funcionamiento anormal y eléctrico del cerebro.
Aunque se utiliza en cuadros psiquiátricos como la bipolaridad. En abstinencias de alcohol. Fobias. Ataques de pánico. Determinados tipos de convulsiones. Antiepiléptico. Cada vez aumenta su consumo para aquello que hace a la vida cotidiana. El tiempo libre que no sabemos cómo llevar, la ansiedad de quien busca su sustento y su hacia dónde, quienes necesitan relajarse, el vacío frente a la soledad, la tristeza, los ataques que nos vienen desde afuera y desde adentro. Instancias de nuestra humanidad. Naturales. Empero, en numerosas oportunidades la balada es simple y a la vez, desesperada: tomo Clonazepam y voy a dormir. Me olvido. Me retiro. Me evado. El síntoma es tapado por la pastilla cuando el síntoma debe ser trabajado en una psicoterapia, si es necesario. El espacio que nos acompaña a resignificar.
Tal vez por ello, el trabajo de la Dra. Adriana Schnake -Médica Psiquiatra, Terapeuta Gestáltica, escritora- sigue siendo en parte resistido. Pues su apuesta de apropiarnos de nuestro propio cuerpo implica dialogar con él, siendo totalidad, para comprender el o los mensajes del padecimiento en tránsito. En otros términos, su Enfoque Holístico de la Salud y la Enfermedad nos enseña a Darnos Cuenta, desde el presente, qué aspecto de la personalidad se niega o se desconoce y hace síntoma en el organismo. Claramente, recomendamos su extenso trabajo, continuadora del gran Fritz Perls (1893-1970).
Desde mi experiencia, siendo diagnosticada como bipolar, considero al Clonazepam como una de las drogas legales más peligrosas. Necesaria en ciertas instancias específicas.No lo negaré.
Provoca tolerancia dijo la joven psiquiatra, mientras pensaba que de tomar 0.5mg por día ahora tomo 3mg. No es adictiva, además, enunció. No estoy de acuerdo con ella. Pues no sólo tengo registro de mí misma sino también de amigxs, parientes, allegadxs. De voces lejanas que me llegan. Que no han sido diagnosticadas por profesionales -junto al DSMV5- pues no padecen trastorno psíquico alguno.
Y aún así, volvemos a la balada desesperada de la Bella Durmiente: tomo Clonazepam y voy a dormir.
Fuentes
– Raúl Toer, Psicólogo
– José Luis Ayuso Gutiérrez, Psiquiatra (1)
– https://www.elsevier.com/es-es
– https://mondiplo.com/